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Tradición Quienes asistieron ayer a la feria del agricultor de Hatillo 3 encontraron variedad, calidad y bajos precios. Aquí la tradición le gana a la publicidad. Allen CAMPOS/Al Día
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Mil metros de aromas e historias
Feria del Agricultor en Hatillo 3 Carmen NAVARRO LEIVA cnavarro@aldia.co.cr
"Lleve, lleve el plátano verde a 60"... "sandía dulce y barata"... "solo quedan dos pedazos del 65"...
Así gritaban este domingo, con buen ritmo, los vendedores de la feria del agricultor en Hatillo 3. Cada uno a su manera buscando la forma de tentar con sus "tesoros".
A las 4 a.m., el canto de un gallo o la alarma de un celular anuncian el inicio de la jornada.
En un trecho de un kilómetro 500 vendedores instalan sus puestos tras el pago de ¢1.500 semanales.
"La jornada es hasta de doce horas. Llegamos casi oscuro y nos vamos pasadas las dos de la tarde", cuenta María Tijerino, vendedora de ajos.
Aquí usted encontrará de todo: desde una bolsa con cinco chayotes por ¢200 hasta limpiones, plantas, flores, queso, verduras, aretes.
Incluso, puede disfrutar la música que interpreta Francisco Ureña, de 73 años, quien con su marimba llena la feria de sabor y música.
A las 9:25 a.m., el viento soplaba con fuerza y el sol empezaba a picar. "De a parado""Puede faltar cualquiera, pero yo no. Desde hace 24 años cargo mi carrito y bolsas todos los domingos", cuenta Marielos Ramírez mientras paga ¢400 por el kilo de guanábana.
La ropa ligera y los zapatos cómodos son los mejores aliados si de buscar buenos precios se trata.
En medio del trajín y el alboroto, nada mejor que un buen pinto con huevo frito, pupusas, una empanada de frijol, torta de huevo o refresco natural para recuperar las fuerzas.
Varios puestos de comida tienen mesas y bancas, pero la mayoría de los visitantes prefiere donde se come "de a parado".
En este ambiente de feria, cargada de aromas e historias, hasta los animales acompañan a la familia.
"Es muy inquieta, cuando hay que venir nos la traemos, porque no le gusta quedarse en la casa", dijo Julio Hernández mientras acariciaba su perra "Kelly".
Son las 11:05 cuando José Mora, vendedor de yuca, grita: "ya empezó la mejenga, espero que gane el Sapri". Este es un ejemplo de lo que ocurre los sábados y los domingos en muchas comunidades costarricenses donde hay feria del agricultor.
Cada semana 1,5 millones de personas compran en ferias de este tipo, lo que beneficia a 10 mil agricultores.
Una fiesta en media calle
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De los rayados Ayer, a las 11:30 a.m., Guisella Salazar y Danny Vega ofrecían los pejibayes que traen desde Tucurrique. Ellos, padres de dos niños, venden cada fin de semana 400 kilos del producto en tres ferias. Allen CAMPOS/Al Día
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¡Qué buen son! Esos son los ingredientes que lleva cada domingo Francisco Ureña a la feria. "Soy un enamorado de la música. Para no aburrir a nadie, me corro de aquí para allá", dijo. Allen CAMPOS/Al Día
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Miel en cáscara "Tengo 20 años de cultivar y vender esta y otras frutas en diferentes ferias", dijo ayer Rándall Campos, de Orotina. Por su calidad y sabor esta fruta tiene mucha demanda. Allen CAMPOS/Al Día
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Rellenas de sabor Esposos, cuñadas y primos trabajan en la soda "La Feria". Una de las vendedoras, Rosy Cárdenas, dijo que en una mañana venden 300 empanadas e igual número de pupusas. Allen CAMPOS/Al Día
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