Punto y aparte
¿Hacia un fraude electoral? Vladimir de la Cruz
Una reforma promovida por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) trata de modificar el sistema de recuento de las papeletas, para que, en los próximos comicios, los resultados que declaren las juntas electorales sean definitivos, y no haya que contarlas ni revisarlas en el TSE.
Además, solo se conocerían en las oficinas del TSE las situaciones que se apelen en las juntas electorales.
¿Cómo funciona actualmente el sistema electoral en Costa Rica? El votante deposita su papeleta en la urna que está bajo vigilancia de la junta electoral nombrada para ese efecto y, supuestamente, integrada por representantes de todos los partidos que participan.
Al terminar las elecciones, los miembros de la junta electoral cuentan las papeletas, las analizan, determinan cuáles son válidas y nulas, y elaboran el acta del resultado, que, con todo el material en sacos, se traslada al TSE para que allí, nuevamente, se realice el conteo y se establezca el resultado definitivo de las elecciones.
Y ¿cómo funciona la mayoría de estas juntas electorales? Los partidos políticos grandes, particularmente el PLN y el PUSC, cuando hay que nombrar miembros de mesa en esas juntas, les preguntan a los partidos pequeños si tienen representantes para todas las mesas, pues, si no, ellos, el PLN y el PUSC, se los prestan. Por ello, más del 80 por ciento de las juntas electorales las controlan exclusivamente el PLN y el PUSC.
Algunos partidos pequeños aceptan esta tentadora y democrática oferta, sin percatarse de que, con ello, el PLN y el PUSC pueden multiplicar sus miembros de mesa, bajo el disfraz de delegados de otros partidos.
De producirse un fraude electoral, éste ocurriría si en la junta controlada por el PLN y el PUSC, a la hora de interpretar los votos, se anulan los de los partidos pequeños. Éstos, al no tener representantes, no pueden conocer los verdaderos resultados, y deben atenerse a los informes que envían las juntas controladas por el bipartidismo.
En el TSE, en San José, la situación se repite al efectuarse el conteo y revisión definitivos. Solo los partidos grandes tienen posibilidad real y efectiva de atender la docena de mesas que se instalan para realizar simultáneamente este control.
¿No fue una muestra de esa lucha por anular votos en la mesa final la experiencia del Movimiento Libertario, en la última elección, peleando los votos de Peter Guevara?
Ahora, al tratar de establecer como definitivo el resultado de las mesas, sin posibilidad de apelación para los partidos que no tienen representación en ellas, se aseguraría un fraude electoral en favor del bipartidismo, por la nulidad de votos que podría haber o por una eventual introducción de éstos.
¡Alerta, costarricenses! Estamos a las puertas de que se consolide un gran fraude electoral, con el que se mantendrían vigentes las estructuras y organizaciones políticas de la corrupción nacional.
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