San José Costa Rica. Edición del 24/julio/2005. Ir a Al Día
 

Una vida de reina

Lynda Díaz se mueve entre lujos y viajes. Habla sin tapujos y asegura que para ella el dinero ya no significa nada

Isaac LOBO

El estilo de vida de Lynda Díaz es el que muchos desean: viajes a Miami, Las Vegas, Los Ángeles, lujos, completa libertad económica.

Sus pasos en este país empezaron hace 15 años, cuando vino a participar en el concurso de belleza Reina de la Costa, que se hacía en Guanacaste.

"A los ticos les interesan hasta mi nalgas: son verdaderas"

"Cuando llegas a tener tanto dinero este ya no es importante"

Desde entonces, por las razones más diversas, ha estado en boca de todos. Unos la critican, otros la adoran; eso sí, nunca pasa inadvertida.

Su segundo matrimonio con el millonario Gary Austin la elevó a las cumbres de una clase social que muchos quieren para sí. Lynda personifica, en resumen, el anhelo de muchas que, como ella, empezaron siendo reinas de belleza, se hicieron modelos, y acabaron teniendo una vida que tiene poco para envidiarle a la de las reinas de castillo europeo.

Vive tranquila en su mansión, en Cariari, al lado de sus hijas Lynda Liz (12 años), Nicole (10) y los gemelos Gary y Tiffanny, de nueve meses.

En su lista de ropa están los nombres de diseñadores tan exclusivos, y caros, como Chanel, Roberto Cavalli y Emanuel Ungaro, cuyos trajes compra en Estados Unidos.

Claro, también usa conjuntos únicos, a la medida, confeccionados por la misma diseñadora de Nicole Kidman.

Siempre va acompañada por Andy, un guardaespaldas, pero si sale de noche la protegen seis más. Los gustos más grandes que se da son comprar joyas, arte (esculturas y pinturas) y carros deportivos de lujo.

Cuando eso la cansa alquila un avión privado y va al hotel Four Seasons, en Guanacaste, donde recibe masajes con aromaterapia, piedras calientes y barro con especias.

"Cuando llegas a tener tanto dinero, ya éste no es importante. Es más valioso compartir en familia y pasar ratos felices con los seres queridos".

Lejos de aquí

En esta etapa de su vida, Lynda piensa seriamente en irse a vivir a Miami. Si no lo hace es porque es una mujer llena de contradicciones.

Veamos: no le gusta que se metan en su privacidad pero no deja de ir a fiestas de la farándula. Dice que preferiría que no la observen pero desea regresar a la televisión.

Tiene tanta seguridad en que a los ticos les interesa su vida que planea producir un "reality show" que, bien podría llamarse "¿Qué hace Lynda Díaz".

"No tendría que pedírselo a ningún canal, simplemente compraría la hora y lo produciría. Sé que sería un éxito, sólo tengo que convencer a mi marido. Aquí les preocupan hasta mis nalgas. La eterna pregunta es que si son naturales o no", comenta entre risas, y añade: "Ahora dicen que si me casé por plata con un hombre mayor, ¡no entiendo!, al final la que se acuesta con él soy yo."

Es inmune a la crítica, pero hace lo imposible para no pasar inadvertida con sus comentarios, fiestas excéntricas y escotes de infarto.

Hoy, a 15 años de su arribo, recuerda que no quería venir: "Pensaba que no iba a hacer en este país, sin imaginar que conocería a mi primer esposo, me casaría, nacerían mis hijos. ¡Ha pasado tanto tiempo!".

Lynda fue de las primeras modelos en usar hilo dental frente a una cámara. A los moralistas se les paró el pelo, pero la vieron.

¿Usted es el picante que le hace falta al país?, le pregunto. "Sí. A este país le debo mucho, soy lo que soy gracias a él, pero es bien aburrido, los ticos no tienen escándalos. Bueno... se portan mal, pero a escondidas".

Genio y figura. Lynda sigue viviendo su vida de reina tropical en el castillo que el príncipe azul mando hacer para ella.

Páginas de miedo

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Relajada
Esta piedra adorna la piscina que tiene en el centro de la casa. Todo el segundo piso del inmueble es su cuarto.
Rafael PACHECO /Al Día

Hace cinco años, cuando dio la noticia de que pensaba publicar un libro de memorias, Lynda le paró el pelo a más de un personaje conocido. Según dijo, en la publicación habría varias historias sobre políticos y empresarios que le habían hecho proposiciones de diversos tipos.

Hasta contaba sobre un expresidente que se enojó con ella porque lo dejó plantado. Y añade: "Llegaron a ofrecerme hasta $3 mil para que me acostara con ellos, cosa que jamás aceptaría, con los que he estado, fue porque me gustaron y lo hice gratis".

Claro, se cuidaría de no dar los nombres verdaderos.

"Por ejemplo, les puse Pato Lucas o Pluto pero, por sus características, la gente se daría cuenta quiénes eran".

Lynda tiene el borrador en su poder, pero asegura que le dio miedo publicarlo. A la pregunta sobre si hay detalles escabrosos, responde: "Claro que hay cochinada, la gente no compra libros de biografías sanas".

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Disfrazada
Así es como nunca verá a Lynda: vestida de sirvienta. En Halloween hizo una gran fiesta para los amigos más cercanos.
Aechivo /Al Día

ZAPATÓN: Su esposo le regaló una tenis del jugador de baloncesto Shaquille O´Neal que fue comprada en una subasta de caridad.

SORPRESA: Lynda cumplió años el 30 de junio y se encontraba en Miami; como regalo, su esposo Gary le llevó a sus mejores amigos: Angelrafael y Adriana Quesada. En su aniversario le envió 20 arreglos florales.

LUJO SOBRE RUEDAS: En su casa tiene cinco carros: cuatro deportivos y un todo terreno blindado.

CARITATIVA: Da dinero a obras benéficas. En diciembre le hace fiesta a los policías y regala diarios a familias de escasos recursos. Envió televisores a La Reforma.

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Rafael PACHECO /Al Día

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Mamacita
Los gemelos de Lynda. Gary es un niño risueño y Tiffanny una coqueta, le encanta jugar con las joyas de la mamá.
Rafael PACHECO /Al Día

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Se vuelve a casar el 13 de julio del 2002, con el estadounidense Gary Austin
Archivo /Al Día

 
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