Pido la palabra
Para arriba y para abajo sin tocar bola Antonio Alfaro Periodista
Cierto día, los diputados quisieron jugar al fútbol, organizaron un campeonato y citaron a todos en Cuesta de Moras. Al principio, algunos terminaban muy cansados, sobre todo si les tocaba cuesta arriba, pero al cabo de un tiempo compensaron con más recesos de por medio, la posibilidad de salir y entrar cuando viniera en gana, a riesgo de perder el número mínimo de jugadores ("quórum", le llaman ellos).
Después de tres años de mejenga, alguien escondió la pelota; es tiempo de campaña.
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El problema fue luego la monotonía, un torneo de dos equipos, en ocasiones peleados, en otras negándose a jugar. ¡Falta un tercer equipo!, dijeron muchos. Y sucedió: no solo un tercero, sino la mitad de un cuarto y alguno que otro jugador "independiente!" pidiendo pelota, pero lejos agilizar el fútbol agravó la mejenga.
A falta de entendimiento y causa común -el mal de siempre- tiraron una pelota al campo y se metieron todos a la cancha, 57 futbolistas, más de cinco equipos, aquellos con muy buenas intenciones y capaces -como siempre los hubo y los habrá-, los otros un tanto perdidos, los más aptos para armar pleito, los individualistas por excelencia y los que se salen del campo calladitos sin que los noten.
De eso hace tres temporadas y entramos ya en la cuarta, la de campaña electoral, en la que cada quien suele jugar un campeonato aparte o negarse a pasar la bola. ¿Y si en vez de hacer de lo siempre, se ponen la camiseta de la Selección?
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