Turismo no cesa en Monteverde

La magia de un bosque eterno

Aves, mamíferos, orquídeas y más lo esperan todo el año

Monteverde.- Es difícil pensar en que 80 mil personas puedan equivocarse al tomar la misma decisión. Ese es el número de turistas, de todo el mundo, que cada año escoge, visita y sale enamorado de la Reserva Biológica Monteverde, en Puntarenas.

¿Que qué encuentran ahí?

En cuatro diferentes zonas de vida, habitan más de 100 especies de mamíferos, 400 de aves, 500 de mariposas y 120 de reptiles y anfibios. Además, 2.500 especies de plantas, 420 diferentes orquídeas y 200 helechos, 500 tipos de árboles y miles de especies de insectos.

Muchos de ellos se pasean por los 13 kilómetros de senderos que atraviesan las 3.333 hectáreas "administradas". Otras 1.667 no se tocan, pues conforman el "Bosque eterno de los niños", una zona apartada, en 1955, por la comunidad cuáquera como una reserva hidrológica y que hoy recibe a científicos de todo el planeta.

Ese bosque nuboso, admnistrado por el Centro Científico Tropical, y hogar de especies extintas como el sapo dorado o de otras en vías de extinción, como el quetzal, el Tapir de Baird y el jaguar, es descubierto, en un 90 por ciento por extranjeros. Mauricio Arias, subdirector de la Reserva, dijo que eso sucede porque "el concepto de vacaciones del tico tiene que ver más con la playa que con la montaña".

Esta razón es la que explica porqué cinco días después del trágico asalto a la agencia del Banco Nacional de Santa Elena, en marzo anterior, unas 333 personas madrugaron para entrar a la Reserva. Durante la época de mayor afluencia, ingresan al menos 200.

La mayoría de visitantes viene de Estados Unidos, como la familia Day, de Texas, y Anne Timmons, de Baton Rouge, Luisiana, quien dijo que "con esta belleza y la amabilidad de los ticos, este país no necesita agencia de Relaciones Públicas".

Junto a ella, otros 300 turistas de lugares tan distantes como China, Alemania, Israel o Bangladesh o tan cercanos como Panamá, México y Colombia, entendieron, el 9 de julio, por qué esa montaña donde llueve sin avisar lleva ese nombre.

Más allá de la Reserva, Monteverde atesora casi todas las opciones turísticas que alguien pueda soñar. Recorridos a caballo o en "canopy", cataratas, jardines, puentes colgantes, ranario, serpentario, mil habitaciones disponibles en 70 negocios de hospedaje, restaurantes de buena comida y gente amiga que, en su mayoría, luce una sonrisa y habla inglés.

Los vecinos de Lance

Monteverde. - Gracias a la experiencia del guía Giovanni Bello, la familia Day pasó, el 9 de julio, un gran día en la Reserva.

Dan y Kim Day no perdían detalle de sus explicaciones, mientras sus hijos Dylan y Madison, de 10 y 6 años, discutían emberrinchados a quien le tocaba usar los binóculos.

Todos los Day lucían la famosa pulsera amarilla de Lance Armstrong. ¿Moda? Para ellos esa no es la única razón. Los Day son vecinos del famoso ciclista, quien justo ese día recorría 231 kilómetros entre Pforzheim y Gerardmer, en la octava etapa del Tour de Francia, que ganó, por sétima vez, días después.

Ellos estuvieron tan pendientes de las explicaciones de Bello como del avance de Armstrong, quien vive a solo 500 metros de su casa en Austin, Texas.

Los Day llegaron a Monteverde por una recomendación que le hizo la bibliotecaria de la escuela a Dylan. Atravesar el puente colgante de 100 metros, observar palmas del tiempo de los dinosaurios y tarántulas "en vivo", "fue más emocionante que ver el Disney Channel", como dijo la pequeña machita, que dejó su corazón en las montañas de Monteverde.