Portada Nacionales Sucesos Ovación Farándula Vivir Hoy Internacionales VIP Foro Galería Escríbanos Pura Vida | ||||
|
A 37 años de la erupción del Arenal Entre lava y ceniza hubo milagros 83 personas perdieron la vida aquel 29 de julio de 1968 Christian CAMPOS LOSTALO,corresponsal@aldia.co.cr maguero@aldia.co.cr San Ramón, Alajuela. - Doña Elizabeth Ramírez había sido internada el viernes 26 de julio de 1968 en el hospital de Tilarán. Todo indicaba que estaba a punto de dar a luz a su segundo hijo. En casa, en Pueblo Nuevo de la Fortuna, había quedado su pequeño, Álvaro Artavia Ramírez, quien el 29 de julio jugueteaba a pies descalzos con sus primos William y Herson, en el trapiche de su abuelo Juan.
Aquella mañana llegó la fatalidad para la familia Artavia Ramírez. Después de muchos años de dormir, su vecino, el volcán Arenal, despertó con furia y empezó a escupir fuego, lava y cenizas. La confusión se adueñó del pueblo. Todos corrían, gritaban, trataban de escapar de aquel infierno. Luego vino el recuento: 87 muertos. Doña Elizabeth en el hospital no tenía idea de su hijo. Álvaro, con apenas 2 años y medio, también había corrido, pero nadie de su familia supo de su paradero. Entre los muertos faltó el cuerpo del niño. Sus padres, doña Elizabeth y don Álvaro, no pudieron sepultarlo con padres y hermanos. Pero aquella madre nunca perdió la esperanza. "Siempre supe que estaba vivo", dice. Y así fue. En medio de aquel caos, un carro se detuvo y recogió a un niño que lloraba y deambulaba. El pequeño Álvaro fue recogido por una familia que luego se mudó a otra zona de San Carlos. Fue creciendo hasta que en una Navidad unos regalos viejos que recibió lo hizo preguntar por qué era el único en aquella casa que no tenía regalos nuevos. La respuesta fue dura: "Tu no eres nuestro hijo". Salió con el corazón partido y dos familias perdidas. Rodó hasta terminar montando toros en una hacienda en Guanacaste. Ahí sufrió una lesión que lo llevó al Hospital de Liberia, donde contó su infortunio sin sospechar que llegaría a oídos de su tío Ramón y luego de su madre. 15 años después, doña Elizabeth encontró a su Álvaro y aquel joven que deambulaba por la vida, dejó de llamarse David Alfaro y pasó a ser el mimado Alvarito. |
|
Portada
Nacionales
Sucesos
Ovación
Farándula
Vivir Hoy
Internacionales
VIP
Servicios Foro Galería Escríbanos Pura Vida |
© 2005. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr |