Maga de la televisión
Ella es experta en la creación de efectos especiales; ahora trabaja en "Protocolo 84" Juan Pablo Carranza
Por las manos de Milagro han pasado casi todos los muertos, fantasmas, inventos extraños y la sangre que se ha visto en la televisión nacional en los últimos 8 años.
Ella nunca estudió para convertirse en directora de arte, como los técnicos denominan su oficio.
La fantasía que fabrica ahora en la serie "Protocolo 84" surge del ingenio de niña que, con su humildad y talento, demuestra tener intacto.
"Yo comencé desde chiquitilla haciendo efectos. Por ejemplo, tomaba los carros de bomberos de juguete y los hacía tirar agua para apagar una casita prendida en llamas que yo también había hecho".
Otro de los inventos que recuerda con emoción es un volcán que hizo en la escuela España. La maqueta lanzaba fuego y lava que arrasaba con los bosques de arbolitos artificiales.
"Mi mamá dice que a mi me frotaban los pies con patillas de pollo, porque soy muy inquieta", bromea.
Esta artista, de 36 años, se graduó de ingeniería industrial y trabajó en esto mucho tiempo. Para suerte de los televidentes rápido se aburrió de esta profesión.
"Yo quería hacer estas locuras en la tele. Cuando renuncié a un puesto de asistente de ingeniería fui donde don Miguel Salguero para me diera trabajo en la serie "La familia Mena Mora"; él me aceptó y ahí empecé haciendo explosiones y hasta un padre sin cabeza que flotaba".
Luego de "La familia Mena Mora", Milagro hizo colaboraciones para otros programas. Uno que dependió mucho de su astucia fue "Expediente CR-6", en el 2002, producción antecesora de "Protocolo 84".
"Con don Ignacio Sánchez he inventado muchas cosas. Por ejemplo, en el capítulo sobre 'Los hijos del Diablo' salió un corazón (supuestamente humano) que se comía un gato. Es el de un chancho que yo compré en una finca en San Miguel de Barranca en Puntarenas, de donde es mi familia", cuenta "Mila", como la llaman sus amistades.
Pero el invento que la ha dado más fama , y del cual parece sentirse más orgullosa, es la sangre artificial, que asegura regalarle hasta en galones a quien se la pida.
"Está hecha vegetales y otras cosillas más. Es muy real. Me encanta esto y por eso lo hago hasta de gratis".
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Una meta
Desea estudiar dirección de arte en España, para mejorar en la práctica del oficio que aprendió empíricamente.
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¡Qué carga!
Mi laboratorio es:
Una bodeguita en el patio de mi casa, en Hatillo 7, que está repleta de chunches que recojo de todo sitio.
Me Inspiro en:
Carlos Ureña y José Chaves, ellos también hacen efectos especiales, me "pasan volados", siempre los consulto.
Mi primer éxito:
En el Colegio Nuevo de Hatillo, para un 15 de setiembre, metí una vaca en el aula y la ordeñamos para una exhibición, con eso ganamos.
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