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Punto y aparte
Vicky Vladimir de la Cruz
En una mesa redonda hace poco, se levantó una pequeña mujer, Vicky, curtida por el sol, con el orgullo propio de su condición de trabajadora y luchadora por la vida, madre y padre de 4 hijos. Y con pensamiento claro y facilidad de palabra, habló sobre la difícil situación que pasaban los campesinos de Bambuzal.
Resumió la lucha de estos trabajadores del campo, con palabras que salían de lo más profundo de sus sentimientos. Dijo que cerca de 50 familias, hombres, niños pero especialmente mujeres, tenían, en ese momento, casi 80 días de estar en los Tribunales de Goicoechea pidiendo justicia, porque así se llaman esos Tribunales, de Justicia, Señaló que tenían años de estar luchando por la tierra y trabajando sus parcelas, de las que injustamente se les había desalojado.
Relató las semanas que estuvieron en la Catedral y luego en Casa Presidencial, demandando justicia y recibiendo solidaridad del pueblo.
Para ella, ni los diputados ni el Defensor de los Habitantes existen para el pueblo trabajador, ni hay un gobierno representantivo del pueblo.
Señaló que los jueces agrarios les obligaron a abstenerse de hablar y opinar sobre su situación, aunque ganaron el juicio donde la compañía bananera les acusaba de usurpadores.
Indicó que los jueces de casación resolvieron repetir el juicio y que la Standard, que dice ser la dueña de los terrenos de Bambuzal, no pudo demostrar por cierta la posesión de esas tierras.
Explicó que a pesar de no ser culpables de nada, por lo que fueron sobreseídos, los desalojaron y les prohibieron acercarse a las tierras que habían laborado.
El desalojo significó que en 10 minutos les quitaron el trabajo de años, hecho con sus hijos, les destruyeron sus casas, hortalizas y cultivos, les quitaron sus animales y gallinas que la Fuerza Pública se llevó.
Para Vicky, el desalojo no tenía explicación alguna, solo veía dinero y poder actuando contra humildes trabajadores, a quienes los habían ido "rodando" sin que se iniciara el juicio agrario y sin que el Juzgado de Guápiles acatara las resoluciones superiores que los benefician y protegen.
Para ella, lo evidente de esas instancias y del gobierno es quedar bien con la transnacional millonaria. Recordó como les mataron dos compañeros por la represión policial, y que a una anciana la llevaron arrastrada entre cinco policías, ante lo cual hay un gran silencio.
Vicky dijo que seguirían luchando, porque en sus parcelas tenían alimento y se podían guarecer, y ahora sus niños lloran, pasan frío y tienen hambre.
La resolución de los Tribunales les desanima, pero les fortalece para no ser vencidos por cansancio o hambre, y esperan que los jueces reconozcan su derecho a la tierra.
Ella se siente burlada y desencantada de la vida política. Señaló que políticos tradicionales les ofrecen políticas sociales, les apoyan de palabra pero cuando están en el poder ni los conocen.
Solicitó que no se les abandone en la solidaridad, en la cárcel , la represión o la muerte.
Concluyó que seguirían adelante en su lucha sabiendo que hay costarricenses que luchan por la justicia, contra los que pisotean la humanidad, el derecho y la justicia.
¡Qué vida la de los trabajadores del campo!
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A partir de esta semana, dejaré de compartir mis opiniones con ustedes. Agradezco al Director, Lic. Edgar Fonseca, la invitación que me hiciera para colaborar como lo he hecho, a don Santiago Manzanal, editor de esta página, la paciencia que ha tenido esperando en tiempo la columna, a Grettel Castillo, Secretaria, su amabilidad y constante preocupación por la entrega de los materiales. A ustedes lectores, mi agradecimiento por haberme prestado atención.
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