Viernes 11 de marzo, 2005. San José, Costa Rica.



 

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¡Cuán difícil es volver a empezar!

Ayer no hubo nubes cargadas de agua sobre Monteverde pero una sombra de dolor se apoderó de la tranquilidad de un pueblo donde la gente recicla y es multada si bota basura y aún se pueden dejar abiertas las puertas de los carros en las calles.

Gran parte de la comunidad se reunió en el salón parroquial desde las 3 p.m. en espera de los cuerpos de Mario López y Rosa Marchena. William Suarez.

Además:

  • Esparza llora a un soñador
  • Esperanzas truncadas
  • Se despidió con besos
  • Otras víctimas
  • Con restos de plomo
  • Ayer en cada rincón de esta tierra de lecherías, los vecinos especulaban sobre la respuesta policial y trataban de entender por qué esa agencia sigue siendo vulnerable tras dos asaltos anteriores. Lamentaban las muertes y conversaban sobre lo que vieron u oyeron cuando los asaltantes entraron al banco. Ayer se reanudaron las clases pero hoyvolverán a suspenderse para que el pueblo asista al entierro de las víctimas. Los comercios abrieron sus puertas pero ya muchos turistas habían partido. Los que aun quedaban, junto a los lugareños, se asomaban lo más posible al banco que aún permanece acordonado para permitir el trabajo policial.

    Los vecinos hicieron cientos de lacitos negros que empezaron a lucir en el pecho y en varios locales se pegaron fotografías de Rosa Marchena con la leyenda "siempre te amaremos".

    Varios de los rehenes liberados visitaron las casas de las familias que lloraban a sus muertos y seguían agradeciendo a Dios por haber corrido mejor suerte.

    Foto Principal: 926899
    Un adiós a Pablo
    Juan Pablo, tenía cinco años de trabajar para el Banco Nacional. Desde noviembre estaba en Monteverde, ahí se quedaba de lunes a viernes y los fines de semana viajaba a Esparza.
    Ronny SOTO/Al Día

    Esparza llora a un soñador

    Ronny SOTO, corresponsal

    Esparza.- El pueblo llora a un soñador. A un buen hijo. Un joven estudioso, trabajador y siempre con metas por conquistar. Ese era Juan Pablo González Ledezma, de 27 años, una de las víctimas fatales del intento de asalto bancario en Monteverde.

    Ayer, sus padres, sus cuatro hermanos y amigos seguían preguntándose ¿por qué él?

    Juan Pablo, quien estaba cubriendo una incapacidad, tenía que dejar esa agencia el 1° de marzo y trasladarse a Parrita, donde le había dado una plaza fija. Sin embargo, su permanencia en Monteverde debió prolongarse, pues la persona a quien estaba sustituyendo extendió su licencia de enfermedad. Aparte de su nuevo empleo en Parrita, Juan Pablo, licenciado en contaduría pública, estaba a punto de obtener una maestría en Mercadeo. Justamente, este miércoles le reconocieron la presentación de su tesis en una universidad privada. "Era una persona muy alegre, extrovertido y buen amigo", recordó con profundo dolor su padre, Fernando González.

    Afirmó que su hijo también quería irse al extranjero a perfeccionar su inglés y para el próximo año tenía planeado casarse con su novia, Adriana Rivas. El afligido padre narró que siempre mantuvieron la esperanza de que su hijo saliera con vida. "Fueron dos días sin dormir, esperando el desenlace, pero siempre con la esperanza de verlo vivo".

    Foto Principal: 926845
    Adiós hija
    Rosa Marchena murió en el intento de asalto bancario, Deja a su pequeña hija María Celeste de 4 años.
    Erick CÓRDOBA/Al Día

    Esperanzas truncadas

    Christian CAMPOS, corresponsal

    Monteverde. María Celeste, una pequeña de 4 años, era la vida de Rosa Marchena. Esta contadora pública autorizada soñaba construir una casa este año y trasladarse a trabajar a la nueva agencia que el banco planea abrir en Sámara, para que su hija pudiera estudiar en Nicoya.

    Así lo hizo su padre hace más de 20 años, para que ella y sus dos hermanas pudieran estudiar.

    Ayer, familiares y amigos la recordaban como una muchacha muy seria, pero entusiasta, decidida a cumplir sus metas, de carácter muy fuerte, pero de gran corazón.

    "Venía desde San José en carro cuando una amiga me llamo y me dijo que había varios muertos. Dígame ya, dígame ya, le dije. Cuando supe que habían matado a mi hermana me quede atónita y callada como media hora. Simplemente es horrible", dijo ayer su hermana Dania Marchena.

    "Se me va a quedar grabado el fin de semana anterior cuando se quedó en mi casa en San Jose. Como siempre que iba, salimos de compras y parecía loca comprándole cosas a María Celeste y viendo cosas para la casa que construiría"

    María Celeste decía ayer que su madre ya estaba en el cielo. "Sacarla adelante es nuestra misión ahora", dijo, con un nudo en la garganta, su hermana.

    Foto Principal: 926934
    Juntos
    Más de 20 años de casados tenían Alvaro Badilla y su esposa, Dianey Anchia González.
    Edgar CHINCHILLA/Al Día

    Se despidió con besos

    Édgar CHINCHILLA; corresponsal

    Pataste, Guatuso.- Álvaro Badilla Araya, el pastor de Pataste de Guatuso, de 39 años, se despidió de su esposa y sus cinco hijos la mañana del martes con besos y un "hasta pronto".

    Ayer su mujer, Dianey Anchia González, de 35 años, y sus cinco hijos Víctor, de 17, Omar, de 16, Ana, de 13, Mauricio, de 10, y Laurelin, de 5, lo lloraban en silencio, en su sencillo hogar en Pataste de Guatuso.

    La familia se veía tranquila. El dolor lo cargan por dentro pues "en esta tierra" no volverán a ver al padre "amoroso", al esposo "cariñoso, comprensivo y tierno" y al amigo "leal y sincero".

    "Está glorioso con Dios, eso nos mantiene con fortaleza", dijo la señora.

    Álvaro tomó la decisión el martes de acompañar a su amigo Hernán Ramírez, quien además "lo llevó por los caminos de Dios", hasta convertirlo en pastor evangélico hace cinco años y cuatro meses.

    Este hombre, quien nació en Río Chiquito de Tilarán, será enterrado en el pueblo de sus padres, Bijagual de Upala.

    Ayer Dianey contó que fue Ramírez, quien le llamó para contarle que su esposo había sido el tercero en morir, luego de una hora de agonía.

    Otras víctimas

    Foto Flotante: 926862
    Mario Enrique López Miranda
    Vendedor de tiquetes de la línea de Monteverde. 39 años. Soltero. Era voluntario de la Cruz Roja en su tiempo libre. Había sido seminarista durante cuatro años.
    Reproducción Érick CÓRDOBA/Al Día
    Foto Flotante: 927075
    Wílliam Suárez Ugalde
    Jefe de Correos de Costa Rica en Monteverde. 49 años.
    Reproducción Rolando AVILÉS/Al Día
    Foto Flotante: 927077
    Rosa María Bolaños
    Maestra pensionada. Su esposo Álvaro Salazar estaba junto a ella en el asalto. 54 años.
    Reproducción Rolando AVILÉS./Al Día
    Foto Flotante: 927090
    Óscar Gerardo Quesada Fallas
    Comandante de la Unidad Especial de Intervención Policial (UEI). Fue guardaespaldas de varios expresidentes y francotirador.
    Reproducción Abelardo FONSECA/Al Día

     

    Foto Principal: 927072
    José RIVERA/Al Día

    Con restos de plomo

    Con restos de plomo

    A Mayra Obando, una de las exrehenes de Monteverde, internada en el Hospital México, se le practicaron ayer a las 11:35 p.m. varios exámenes en el primer piso de ese centro médico. La fotografía se tomó en el momento en que la regresaban al sétimo piso en el ascensor. Ella recibió un balazo en el hombro que le fracturó la clavícula. Además, le hallaron restos de plomo en su boca.

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