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Don Alberto Rodríguez Méndez comenzó a trabajar en el Gran Hotel Costa Rica cuando tenía 16 años de edad. Herbert ARLEY/Al Día
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Huésped con historia
Alberto Rodríguez trabaja desde hace 44 años en el Gran Hotel Costa Rica Jéssica I. MONTERO SOTO jessicamontero@aldia.co.cr
Alberto Rodríguez se mueve mejor por los rincones del Gran Hotel Costa Rica que en su propia casa. Él lo dice sin problemas: "muchas veces paso más tiempo en el trabajo que en cualquier otro lado".
Don Alberto forma parte del equipo de mantenimiento del hotel desde que tenía 16 años y le ha tocado levantarse de madrugada y correr en días feriados para que todo funcione a la perfección en el que llama su "otro hogar".
Ahora que desde el 6 de mayo, este histórico edificio es, oficialmente, patrimonio histórico arquitectónico de nuestro país, Rodríguez siente que es un reconocimiento merecido y se alegra de colaborar en mantenerlo bello y en funcionamiento.
Su sitio preferido es el "lobby": "Durante mucho tiempo aquí estuvieron las máquinas del casino y un bar. Todos esos años yo me decía que 'ojalá pudiera volver a verlo como antes' y, gracias a Dios, la nueva administración lo arregló ¡y vea qué lindo quedó!", dice este electricista mientras señala el espacio de mosaicos pulidos y con muebles antiguos, entre los que sobresalen los utilizados por el expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy en los años sesenta.
"A mí me tocó instalar parte de los equipos de intercomunicadores que traía el FBI", cuenta con orgullo.
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El edificio se construyó con la intención de que fuera un complemento del Teatro Nacional y la plazoleta Juan Mora Fernández (frente al hotel). Luego llegaría la Plaza de la Cultura para acompañarlos. Herbert ARLEY/Al Día
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Elegancia ante todo"En este hotel se quedaron Pelé y Mario Moreno ("Cantinflas"). El humorista venía "de callado", yo me lo topé de casualidad en el quinto piso, cuando subía con unos amigos mientras nosotros arreglábamos unas lámparas", recuerda Rodríguez.
Hoy, en ese mismo lugar, están la sala de juegos, con una mesa de billar y otros atractivos, y los salones que durante muchos años fueron sitio de visita obligada para los bailes semanales de la alta sociedad josefina.
Desde su trinchera, también vio cómo el hotel perdía su protagonismo, cuando las estrellas comenzaron a hospedarse en otros hoteles, pero asegura que siempre hubo huéspedes "elegantes" que volvían y aún hoy siguen siendo fieles al Costa Rica.
"Lo bonito es que se mantenga así, con este ambiente que guarda la antigüedad, la historia. A la gente le gusta mucho eso", dice don Alberto.
Con los años, su esposa y tres hijos han aprendido que el Gran Hotel Costa Rica ocupa un lugar especial en el corazón del jefe de familia.
"Uno se preocupa por tener un lugar elegante donde recibir a la gente y que se sienta cómoda. Ya no es como al principio, que trabajaba por el salario, ahora vengo cualquier día que me llamen porque siento que es mi obligación, es como arreglar mi propia casa".
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La placa que acredita al hotel como patrimonio cultural, develada el viernes, es tan pequeña y discreta que parece parte de la pared. Herbert ARLEY/Al Día
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Todos los muebles del "lobby" del hotel son antigüedades certificadas, algunas con 100 años de edad. Los consentidos son estas sillas rojas y un juego de sillones del mismo color. Estos muebles estaban en la "suite" presidencial y fueron usados por el expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy. Herbert ARLEY/Al Día
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Este es el sello de lujo con las iniciales del Gran Hotel Costa Rica, que aparece en las puertas y ventanas: la G está arriba, la H abajo, la C a la izquierda y la R a la derecha. Herbert ARLEY/Al Día
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El edificio que alberga el hotel tenía una torre que cubría el tanque de agua y en la que durante muchos años hubo un anuncio de cerveza "Selecta". La derrumbaron porque se encontraba en muy mal estado, probablemente en la década de los 50. (Fotografía tomada entre 1930 y 1940) Cortesía del Gran Hotel Costa Rica/Al Día
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El salón principal del quinto piso se llama "Le Jardin", hay tres salones más, pero este es el único que se ha mantenido casi igual desde que fue construido. La fotografía fue tomada entre 1930 y 1940.
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Cuna del turismo
Después de la construcción del Teatro Nacional (1897), siguió el embellecimiento de los alrededores.
Durante los primeros cinco años del siglo XX, se construyeron la plaza que hoy conocemos como Juan Mora Fernández y el edificio "Las Arcadas", ambos frente al Teatro.
En 1930, se inauguró el Gran Hotel Costa Rica.
El doctor Luis Paulino Jiménez, quien tuvo la iniciativa de construir el hotel, firmó un contrato con el presidente don Cleto González Víquez, mediante el cual el gobierno se comprometía a construir la carretera a los volcanes Poás e Irazú. Este convenio tenía como fin beneficiar el proyecto turístico de Jiménez, lo cual convirtió al Hotel Costa Rica en el primer servicio de hospedaje que daba la oprtunidad de visitar esos dos volcanes. El inmueble, aún sin terminar, porque le faltaba el quinto piso, se inauguró el 30 de Octubre de 1930 con una cena bailable a la que asistieron representantes del gobierno y de la clase alta de la sociedad costarricense. La demanda de entradas para asistir al evento fue tal que desde el día anterior se agotaron, por lo que fue necesario vender entradas únicamente para el baile (sin derecho a cena). Como elemento vanguardista, en el primer piso había tiendas y oficinas, tanto para los clientes como para los josefinos. Todo ello para satisfacer al turista europeo principalmente. En el Registro Nacional de la Propiedad se le describe como "un edificio para hotel de estructura de hierro y concreto con todo el confort moderno".
*Tomado del expediente administrativo del Ministerio de Cultura sobre el trámite de Incorporación del Gran Hotel Costa Rica al Patrimonio Arquitectónico Cultural.
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