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 Sucesos Miércoles 02 de noviembre, 2005, San José, Costa Rica.
 

Accidente en ramal al Valle de La Estrella, Limón

Tren le amputó las piernas

La tentación de un trago casi le causa la muerte a un hombre

Róger AMORETTY, corresponsal
Rodolfo MARTIN

Limón. - Un hombre que llevaba seis meses sin beber ni una gota de licor, sucumbió a la tentación, luego de que dos amigos le convencieron de que probara un trago "especial" que acababan de conseguir, y eso, junto con la mala suerte, le costó que un tren le amputara ambas piernas, aunque estuvo a punto de morir.

Enredado en bejuco

Rigoberto Cortés sintió venir el tren detrás de él. Al querer dejar la línea férrea, se enredó en el zacate y las piernas quedaron dentro de la vía.

El protagonista de esta amarga historia fue Rigoberto Cortés García, administrador de una finca en Bonifacio, dedicada al cultivo del plátano y cacao.

Además:

  • "Gracias a Dios, aún tengo vida"
  • El agricultor, de 62 años y padre de dos hijos, fue arrollado antenoche por la máquina de un tren que llevaba 10 vagones cargados de banano, desde el Valle de La Estrella al puerto de Moín, en Limón.

    En el hospital Tony Facio, donde fue internado, Cortés admitió ayer que cedió a la tentación y se reunió con sus amigos para tomar algunos tragos.

    Después, al volver a su casa, debía hacerlo por la línea férrea, donde fue arrollado por la máquina del tren.

    Foto: 1106031
    Rigoberto Cortés convalece en el hospital Tony Facio, en Limón. Le acompaña su amigo José López.
    Róger Amoretty

    "Gracias a Dios, aún tengo vida"

    "¿Y ahora que voy a hacer?", se preguntaba ayer Rigoberto Cortés cuando convalecía en el hospital Tony Facio de Limón, luego de que un tren le pasara por encima y le amputara ambas piernas. Admite que, por momentos, le entran ganas de llorar porque, antes de que saliera "picado" a probar el trago que le habían ofrecido, era el hombre normal que andaba de un lado para el otro como le gustaba ser.

    "Ahora, entiendo que todo acabó porque no tengo mis piernas. Sin embargo, no puedo echarme a llorar, más bien, debo agradecerle a Dios porque aún cuento con mi vida", expresó.

    Anteayer había trabajado, desde las 7:00 a.m. hasta las 11:00 a.m., en la limpieza de un platanal. Luego, se fue a la casa, almorzó, vio las noticias por televisión y tras descansar parte de la tarde, salió a atender la invitación de los amigos.

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