Pido la palabra

Los siameses del Telecé...

¡Qué ironía!; en este punto del camino, quienes defienden al TLC y quienes lo adversan han terminado pareciéndose más de lo que ambos desearían.

Los "revuelca albóndigas" (según los defensores) gritan desde las marchas por la avenida Segunda y el pretil de la UCR; los "vende patrias" (según quienes lo adversan) lo hacen desde los diarios y, hoy, tomando la plaza de la Democracia.

Y, en medio de semejantes criaturas, los escépticos, quienes, a diferencia de los grupos anteriores, creeremos cuando veamos.

Estamos como en un partido de tenis: viendo rebotar argumentos inteligentes y tonterías para un lado y para el otro. Ambos se descalifican, se sienten dueños de la razón y eso, curiosamente, lejos de apartarlos los coloca al mismo nivel por mucho que les duela. Se han convertido en siameses a quienes solo separa la intensidad del grito y la plata disponible para hacer campaña.

Espero, por todos nosotros, que, en caso de ser aprobado, el TLC traiga los beneficios anunciados por los profetas del desarrollo y no ocurra el apocalipsis que temen los otros. La verdad real (no la predicada por los defensores y los atacantes) solo la conoceremos años después de la aprobación o el rechazo del tratado.

Claro, aún entonces unos y otros seguirán sosteniendo que estaban en lo cierto, pegados por las diferencias como hijos de un tratado lleno de dudas.