La Pacaya, San Juan Sur y Cedral de Jorco

Pruebas llegaron a escuelitas escondidas entre las montañas

Entre las montañas de Jericó en Desamparados y Vuelta de Jorco de Aserrí, se esconde un pequeño ejército de escolares quienes ayer empezaron una carrera para ganarse un cupo en el colegio.

Enfrentaron, al igual que lo hicieron 78 mil estudiantes de todo el país, el inicio de las pruebas de sexto grado, con Español.

A pesar de que sus escuelitas parecen olvidadas entre un manto de hojas verdes y tierra fértil, los pequeños llegaron puntuales a presentar su prueba.

Ana María Gamboa Mora llegó hasta su escuela Cedral Abajo en Vuelta de Jorco, en Aserrí, luego de caminar más de dos kilómetros, cuando en el reloj faltaban 15 minutos para las 8 a.m.

El maestro Juan Elí Granados, explicó que para "ellos es normal caminar llueva o haga sol. Son niños muy esforzados".

Y uno de esos niños esforzados es Kenneth Marín, de 12 años, quien desde los 9 perdió la vista.

El pequeño estuvo que ser ubicado en un recinto aparte y su maestro Juan Elí le leyó la prueba, porque su examen no era en el método braille, a pesar de que el centro educativo lo había pedido con antelación al MEP.

Español estuvo fácil

Lo particular de estos centros rurales, es que la mayoría de las escuelas tienen pocos alumnos haciendo las pruebas, según dicen los pequeños es mejor así porque escuchan las chicharras y el sonido de las hojas.

En la escuela Paquita Ferrer de Figueres, conocida como La Pacaya en Jericó, solo Yosen Jesús Brenes y Juan Carlos Navarro estaban haciendo el examen.

A las 8:30 a.m., ambos niños ya había terminado con Español.

"No estuvo difícil, lo único que resultó más costoso fue redacción", confesó Juan Carlos.

A su lado, Yosen afirmó que le teme un "poquito" a Matemáticas, pero "por dicha los maestros nos han ayudado".