Político y actor Lo picó

Nada queda con cabeza cuando Jorge Arroyo aplica su aguda crítica y su fino sentido del humor. Sus comentarios pican tan fuerte como el bichito de la política, el cual lo tentó, pudo atraparlo y seducirlo.

Ha escrito cientos de hojas donde habitan personajes cargados de picardía, casi tanta como la mano que los crea. Ahora hace crónicas de las injusticias sociales, que pretende erradicar como candidato a vicepresidente del Partido Unión para el Cambio.

¿Le teme a la crítica?

No. No me da miedo quien la haga, sino la intención de la persona al hacerla. No me gustan las que traen una segunda intención.

¿Se inyectó contra los "hachazos"?

Estoy preparado para contestar cuando alguien me pregunte cuáles son mis calidades: tengo mi título universitario, si eso les importa, pero lo más importante son mis calidades, que no son muchas, pero las conozco muy bien.

¿Hay que ser valiente para meterse en la política?

Uno debe ser valiente para asumir las cosas en las que cree. Hay que denunciar, pero también trabajar.

¿Es verdad que todo político es corrupto hasta que se demuestre lo contrario?

No, esas son frases hechas. Ningún ser humano está predispuesto al mal.

¿Como es su arroyo: tiene piedras o es cristalino?

Dicen que un arroyo es un río pequeño que, en situaciones de turbulencia, se convierte en un torrente.

¿Usted todo lo cuenta?

Cuando una persona piensa que tiene secretos generalmente son verdades poco dichas. Cuando alguien los guarda es porque se ha tragado engaños muy difundidos. Yo digo todo lo que pienso.

¿Qué título debería llevar una biografía suya?

No he empezado a escribirla todavía, porque me quedan 50 años más y el libro apenas va por la mitad.

¿Si la política fuera un cuento que personajes tendría?

Muchos: estaría Pinocho, la Bruja Mala, el Enanito Orejón, Rico MacPato, que lo montan en una perrera, y Tío Conejo y Tío Coyote, que se pusieron de acuerdo para sacarlos del cuento.