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 Nacionales Lunes 17 de octubre, 2005, San José, Costa Rica.
 

El Hospital Nacional de Niños brinda tratamiento a casi 500 menores

Diabetes atrapa a más niños

Enfermos requieren múltiples inyecciones de insulina al día y una dieta estricta

Mónica Umaña D.

Tienen tan solo 7 y 10 años, pero Shaslin Barrientos y Juan Pablo Quesada ya saben lo que es comer sin azúcar y poca sal, no poder probar los confites de la fiesta de la alegría y alejarse de los apetecidos helados.

450

menores padecen diabetes y reciben tratamiento en el Hospital Nacional de Niños.

Ellos se inyectan, cuatro veces al día, la insulina que les permite mantener sus niveles de azúcar bajo control. Ambos niños padecen diabetes.

Shaslin y Juan Pablo son parte de los 450 niños, menores de 15 años, que padecen esta enfermedad y reciben tratamiento en el Hospital Nacional de Niños.

"Yo aprendí a inyectarme solito, me enseñaron en el hospital. Ya no me duele porque es una agujita muy pequeña y no me da miedo", dice Juan Pablo, quien desde los 9 años tiene de esta enfermedad crónica.

Además:

  • Dietas sin confites ni helado
  • Una vida muy disciplinada
  • El jefe del servicio de Endocrinología de ese centro médico, Dr. Erick Richmond, explicó que el 90 por ciento de estos niños padece diabetes, tipo 1 (infantil), en la que el paciente desarrolla una deficiencia total de la insulina y, por eso, necesita inyectarse varias veces al día.

    Si se suspende el tratamiento, puede ser fatal para los menores.

    "El control de la diabetes, tipo 1, es caro, ya que requiere de glucómetros (para medir los niveles de azúcar), tiras reactivas, jeringas y lancetas, y todos son de alto costo", comenta Richmond.

    El hospital le proporciona estos insumos a los niños para que se traten en sus casas y, cuatro veces al día, se midan los niveles de azúcar con el glucómetro.

    Ojo con el sobrepeso

    El Dr. Richmond explica que la diabetes, tipo 2, es más frecuente en niños con sobrepeso, y es la que registra un aumento muy significativo en los últimos años.

    Si esta enfermedad no es tratada, a largo plazo puede causar afecciones en los riñones, el corazón y la visión.

    El tratamiento de este mal se basa en una buena dieta y ejercicio. Es muy frecuente que la diabetes, tipo 2, se presente en niños de 13 años en adelante, y en menores con sobrepeso o antecedentes familiares. Durante las crisis de niveles bajos de azúcar, los niños presentan palpitaciones, sudoración, visión borrosa e, incluso, desmayos. Los médicos recomiendan a los padres poner especial atención a los síntomas de sus hijos, pues la diabetes ya dejó de ser una enfermedad de adultos.

    Cuidado con...

    Diabetes, tipo 1: Si su hijo padece sed, orina con mucha frecuencia y presenta pérdida de peso, podría padecer esta enfermedad.

    Inevitablemente, se necesita tratamiento con insulina para mantener el buen funcionamiento de todas las células del cuerpo. Por lo general, se diagnostica entre los 7 y 11 años.

    Diabetes, tipo 2: Se presenta en los niños con sobrepeso, y, en algunos casos, los menores manifiestan cansancio, visión borrosa, dolor abdominal, náuseas y vómito.

    La mala nutrición y el sedentarismo son las principales causas de este mal. El mejor tratamiento es el ejercicio y una dieta libre de azúcar.

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    Juan Pablo Quesada se inyecta insulina cuatro veces al día, pues padece de diabetes, tipo 1, una enfermedad cada vez más común en los niños.
    José Rivera

    Dietas sin confites ni helado

    Juan Pablo se prepara sus cuatro inyecciones y sin ayuda. Necesita una antes de desayunar, otra al mediodía, otra en la tarde y, nuevamente, antes de irse a dormir. Y repite esta rutina todos los días.

    Para un niño de 10 años, ésta puede ser una tarea difícil de cumplir, pero, en el caso de Juan Pablo, el reto ha sido fácil.

    Desde hace más de un año le detectaron la diabetes, y a partir de ese momento se volvió muy disciplinado con sus comidas y no rompe las reglas.

    Su único problema son los ocho vasos de agua que debe tomarse durante el día.

    "El doctor me explicó que no podía comer dulces porque están saturados en grasas y tienen mucho azúcar", dice este estudiante de cuarto grado, todo un "experto" en las complicaciones que provoca su enfermedad.

    "No me hacen falta esas cosas, y mis compañeros de la escuela ya saben que no las puedo comer", comenta este vecino del centro de Cartago.

    Su mamá, doña Zoila, detectó que el menor empezó a perder peso y, entonces, lo llevó al EBAIS.

    "Me dijeron que era normal, pero, poco tiempo después, vimos que tenía el azúcar en 284. Lo llevamos al médico y nos dimos cuenta de que la insulina que le ponían, no era la adecuada. Después, lo remitieron al Hospital Nacional de Niños, donde lo tuvieron internado siete días", relata doña Zoila.

    A Juan Pablo le dan el glucómetro y las tiritas reactivas en el centro médico, así como las agujas, la insulina y las jeringas. También le proporcionaron un libro que debe estudiar, y luego le hacen unas preguntas.

    Doña Zoila se alegra de que su hijo nunca fue rebelde con los confites: "Él se acostumbró a lo que puede comer, y el papá, cuando puede, le compra chocolates y galletas para diabéticos".

    Una vida muy disciplinada

    Picadillos, ensaladas, y mucha fruta y verdura, integran la dieta de Shaslin Barrientos, a quien le detectaron diabetes hace 4 años.

    La menor estuvo 9 días internada y ahora, cuatro años después, se acostumbró a casi todo lo que le exige la estricta dieta.

    "Mis compañeros en la escuela se comen la merienda dulce que ellos llevan, y yo me como la que mi mamá me manda. Ya me acostumbré a comer así, pues, si no, me enfermo, me tienen que llevar al hospital y me llenan de agujas", dice Shaslin.

    Los padres de la niña han tenido que aprender a lidiar con la enfermedad de su hija, y hasta su hermano mayor, Bryan, de 10 años, la cuida cuando están en la escuela, para que no se coma nada "prohibido".

    Cuando la familia sale de paseo, llevan consigo una hielera con las inyecciones de insulina. Y la madre de Shaslin prefiere ir con ella a la Fiesta de la Alegría, para vigilarla de cerca.

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    Shaslin Barrientos dice que cumple bien la dieta.
    José Rivera

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