Han abierto sodas y hasta cabinas
Cruz Roja caribeña se ayuda a sí misma
Comités tratan de hacer frente a falta de dinero Carlos Rodríguez, corresponsal
Aiquirres. - Los comités auxiliares de la Cruz Roja en la zona de Limón han tenido que tenderse la mano a sí mismos para poder seguir trabajando.
10
los comités que han empezado a impulsar obras propias para financiarse
300
trabajadores aportan dinero para proyecto de cobertura en caso de accidentes
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Las penurias no han logrado doblegar la entrega de los funcionarios permanentes y los voluntarios de los comités de Bataán, Limón centro, Valle de la Estrella, Siquirres, El Carmen (de Siquirres), Guácimo, Guápiles, y Cariari, entre otros.
Estos han puesto en práctica proyectos de diversa naturaleza para mantener operando los comités locales.
Lo hacen porque desean que la población siga beneficiándose de los servicios.
El programa de captación de recursos "Miembros contribuyentes" es un ejemplo y es el que más se ha impulsado.
Consiste en que empleados de fincas bananeras se comprometan a donar una cuota mensual fija durante un año.
A cambio, los socorristas brindan charlas sobre primeros auxilios y preparan sub brigadas con el fin de atender mejor un accidente o un desastre.
El comité de Siquirres ofrece charlas en colegios, escuelas y fincas, de forma gratuita, a cambio de contribuciones voluntarias.
Todo se vale
Hay comités que se las han ingeniado para solventar sus necesidades básicas, como el de Talamanca, por ejemplo.
Aunque cubre un sector compuesto por cuatro grupos poblacionales muy diferentes entre sí y opera en zona es muy pobre, ha desarrollado varios proyectos para seguir trabajando.
En unos días empezará a operar un soda, ubicada junto a la base, que brindará servicio express y venderá comida a precios especiales a quienes se hospeden en las cabinas que el comité alquila.
Dentro de pocos meses también entrará en funcionamiento un lubricentro.
La idea de las cabinas es un plan que también desea poner en práctica el comité en Bataán en un lote propio junto a su base. En El Carmen de Siquirres, gracias a turnos, rifas y bingos, cambiaron su humilde edificación de madera por un edificio cómodo, algo para lo cual debieron esperar tres años.
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