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 Nacionales Miércoles 26 de octubre, 2005, San José, Costa Rica.
 

Bala perdida lo alcanzó en Carolina del Sur

30 años de cárcel para hondureño que mató a tico

Viuda con 4 hijos pasó momentos "duros" en el juicio

Sylvia Alvarado Marenco

Nada podrá devolverle a su marido, pero Rosita Ávila confía en que, ahora que su asesino pasará 30 años tras las rejas, podrá "sentirse y vivir más tranquila".

Ella regresó el lunes de Greenville, Carolina del Sur, donde asistió al juicio de un hondureño de apellido Rivera, de 31 años, condenado por matar a Wilfrido Solís, quien le dejó cuatro hijos y una finquita de café en Altamira de Biolley de Potrero Grande, en Buenos Aires de Puntarenas.

Los gringos son de verdad. Si me lo hubieran matado en Costa Rica, el asesino andaría suelto".

Rosita Ávila, viuda.

Solís, de 39 años, quien había viajado al norte ilegalmente, murió a consecuencia de un disparo que le impactó en el rostro, a la salida de una discoteca, el 15 de julio del 2004, adonde fue a ver el partido entre Costa Rica y Colombia, por la Copa de Oro.

"Él dijo que era inocente, que no había querido matar a nadie, sino que disparó para asustar al hombre con el que estaba peleando, pero un primo suyo declaró que, esa noche, llegó muy asustado y le contó que había matado a un hombre", narró Ávila.

La viuda estuvo presente en los cuatro días de juicio. Antes de dictar sentencia, el juez leyó una carta en que ella pedía que se hiciera justicia, pues al morir su esposo, se había destruido su vida y la de sus cuatro hijos.

"Cuando el jurado dijo que lo halló culpable, él se puso pálido y a temblar. Yo me puse a llorar también porque, sea como sea, me dio lástima", comentó Ávila ayer.

"Ir al juicio fue muy duro. Lloré cuando presentaron las fotos de las paredes llenas de la sangre de mi esposo y las radiografías de la autopsia. Ahí vi que la bala le destruyó el lado izquierdo de la cara", recordó.

"Se hizo justicia y me siento más tranquila, pues su caso es un ejemplo de que, aunque sea un inmigrante, ahí la cosa no es jugando. Ya descansé. Ahora seguiré luchando por mis hijos".

Foto: 1100400
Rosita Ávila dice que solo "agarrada de Dios" ha podido ir superando la muerte de su esposo, el año pasado.
Rafael Pacheco.

Foto: 1100433
Wilfrido Solís, 39 años. Él viajó ilegal a EE. UU. tras el "sueño americano".

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