En Hospital Nacional de Niños

Avanzadas cirugías craneofaciales en niños

Pequeños con deformaciones logran incorporarse bien a la sociedad

Las manos de un equipo de especialistas del Hospital Nacional de Niños han logrado devolverles la sonrisa a varios pequeños que sufren deformaciones en el cráneo y el rostro.

Uno de ellos es César Andrés Mora, de 8 años, quien ha sido operado en dos ocasiones para corregirle una malformación.

La doctora María del Carmen Navas, especialista en cirugías maxilofaciales, dijo que, desde el 2002, se decidió a formar la Clínica Integral de malformaciones craneoencéfalicas, pues los niños con ese tipo de padecimientos eran vistos en cirugía plástica.

El nuevo grupo está integrado por médicos en Neurocirugía, Oftalmología, Maxilofacial, Odontología y Psicología, entre otros.

"Se ha ido operando a los niños poco a poco, haciéndoles los estudios respectivos, porque nos interesa su recuperación integral y, por dicha, ellos logran incorporarse bien a la sociedad", dijo.

Navas afirmó que están interviniendo a un niño por mes, y esperan, a partir del próximo año, hacer dos operaciones al mes.

"Son operaciones complejas y, por ser así, se requieren de varias intervenciones en un solo caso", explicó Navas.

La experta fue clara en asegurar que las operaciones llegan a corregir un defecto de hueso, y no son cirugías estéticas.

"Si se interviene es porque existe un problema funcional y el pequeño presenta problemas de integración con la sociedad"´.

La mayoría de estos niños sufren deficiencias en los huesos, ya que no cuentan con potencial de crecimiento.

César... se mira y calla

César Andrés Mora, de 8 años, se mira ahora mucho más al espejo. Lo hace en silencio y sin decirle nada a su familia.

Su rostro ha cambiado. Pero él calla, porque le gusta verse.

Según cuenta doña Mireya Umaña, madre del menor, César es de los pequeños que casi no externa sus sentimientos y, cuando lo hace, es solo con ella.

Este amante del famoso dinosaurio Barney pasó casi dos meses con unos aparatos en su cara, luego de que fue sometido a dos cirugías de siete horas.

Los aparatos sirvieron para fortalecerle los huesos de su cara y para evitar que se fueran a deformar de nuevo. Pero esa mascarilla le resultaba molesta y en varias oportunidades intentó quitársela. Ahora tiene que usar una por las noches, pero tampoco le gusta, pues le aprieta en algunas partes de su tierna carita. Pero lo hace, porque quiere cambiar.