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 Sucesos Miércoles 26 de octubre, 2005, San José, Costa Rica.
 

Homicidio ocurrido antenoche en Aserrí

Jornalero emboscado por alguien que lo conocía

Asesinado de un machetazo en el cuello, a 300 metros de su casa

Rodolfo MARTIN

Aserrí, San José.- José Alberto Prado Jiménez, de 48 años, asesinado antenoche de un machetazo en el cuello, en el recóndito caserío de Santa Teresa, fue víctima de una emboscada, trascendió en medios policiales.

Ambiente normal

La víctima, José Alberto Prado Jiménez, vivió su último día en calma. No se le vio preocupado ni molesto con nadie, según su familia.

El ataque fue fulminante y sorpresivo, como ocurre cuando el victimario no solo actúa sobre seguro, sino que, eventualmente, tuvo tiempo para prepararse.

Además:

  • Murió el mayor
  • Prado, quien conducía una motocicleta, fue acechado en una oscura, solitaria y empinada cuesta, a unos 300 metros de su casa, donde lo esperaba su esposa, Siley Patricia Chinchilla, informó la policía.

    El homicida sería, al parecer, un conocido de la víctima, pues conocía que ésa era la ruta que tomaba siempre Prado, y la hora en que éste pasaría por el lugar.

    Prado, presuntamente, fue atacado por uno o, a lo sumo, dos personas, quienes le salieron al paso desde unos cafetales ubicados a unos dos metros de altura, sobre el lado derecho de la vía.

    La agresión ocurrió en el tramo más empinado de la cuesta, por donde Prado subía con lentitud. El jornalero recibió una profunda cortada en el cuello que, al parecer, fue hecha con un machete.

    La muerte de Prado fue casi instantánea, debido a la asfixia que le produjo su propia sangre, aunque esto será confirmado o descartado por la autopsia.

    Nadie en el pequeño y disperso vecindario escuchó o vio nada extraño. A esas horas, alrededor de las 7 p.m., llovía torrencialmente en la zona y los lugareños estaban descansando.

    La mayor parte del vecindario lo conforman los hermanos y los primos hermanos de Prado.

    El cuerpo de la víctima fue hallado por su hermano Antonio, que caminaba detrás de él, pues no lo acompañó en la motocicleta por el mal estado de la vía.

    Anteayer, Prado había trabajado hasta las 10 a.m. cogiendo café en la finca de Raúl Portuguez. Luego, almorzó en su casa y, por la tarde, viajó hasta el pueblo de Monterrey para visitar a su hermana Rocío, con la intención de averiguar sobre el estado de salud de otro hermano, Ramón, quien el domingo sufrió un accidente de tránsito, por el cual fue trasladado e internado en el hospital San Juan de Dios, según confirmó la esposa de Prado.

    Hacia las 5 p.m., la víctima inició el regreso a su casa y, en el poblado de Los Ángeles, se encontró con Antonio, que había salido a comprar unos víveres.

    Prado le propuso a su hermano que se fuera con él en la moto, pero Antonio se negó por estar el camino en muy mal estado. Sin embargo, fue caminando detrás de la víctima, cuyo cuerpo encontró poco después.

    Es probable que la vela de Prado sea hoy en Los Ángeles.

    Estupor

    Hoy murió mi amigo, mañana podría ser yo el que aparezca en el fondo del barranco. Hay que esclarecer esto".

    Belarmino Portuguez, vecino.

    Siempre fue un muchacho muy especial: amistoso y trabajador. No supe que tuviera problemas con nadie".

    Gerardo Castro, amigo.

    Me llamaron tarde para darme la noticia, pero fue hasta hoy cuando pude llegar, ya que vivo muy largo".

    Dagoberto Prado, primo.

    Foto: 1100596
    El lunes a las 11:30 p.m., el cuerpo de José Alberto Prado permanecía sobre la calle.
    Allen Campos

    Foto: 1100599
    José Alberto Prado Jiménez, 48 años, casado y sin hijos.
    José Rivera

    Foto: 1100606
    Un familiar de Prado consolaba ayer a Antonio, hermano de la víctima.
    José Rivera

    Foto: 1100608
    Siley Chinchilla y Rosa Jiménez, viuda y madre de la víctima, ayer en su casa.
    José Rivera

    Murió el mayor

    El dolor era perceptible en cada rincón de la humilde casa enclavada allá entre farallones y cerros donde solo viven aquellos que realmente están apegados a su pedacito de tierra, de cafetal.

    El matrimonio de Fermín Prado Murcia y Rosa Jiménez Agüero acababa de perder a José Alberto, el mayor de sus nueves hijos: cinco varones y cuatro mujeres.

    La familia, originaria de esa zona, no encontraba explicación alguna de cómo alguien hubiera asesinado a un hombre apreciado y respetado por todos por su condición de gente y jornalero.

    Al parecer, por esto último era reconocido dado que siempre era buscado para ofrecerle trabajo en las fincas vecinas.

    José Alberto deja una viuda, Siley Chinchilla, quien queda sola porque, antes, ella había perdido a dos recién nacidos.

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