Pido la palabra
Las ciudades que esperan Ovidio Muñoz, periodista omunoz@aldia.co.cr
Los rascacielos sobrevivientes tenían aquella tarde una corona de neblina. El otoño empezaba a parecerse al invierno y una llovizna fina bañaba la Zona Cero cuando me planté delante de la malla metálica que envuelve el espacio vacío desde donde el Bajo Manhnattan levantaba sus dos antorchas gemelas.
Pese al azote, natural y terrorista, las dos ciudades nuevas seguirán allí para nosotros
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Durante años había esperado ese momento. Deseaba conocer Nueva York, convencido de que todos, al menos una vez en la vida, debemos visitarla.
Lo mismo llegué a decir, para mí mismo, de Nueva Orleans, por donde he podido caminar (como en Nueva York) guiado por los libros de Truman Capote... las calles Bourbon y Canal... Lexington, Madison...
Lo malo es que la Orleans del Nuevo Mundo no será más la misma. La furia de Katrina hizo con ella lo que los aviones contra las Torres hicieron en la isla de los 4 mil rascacielos.
Las dos ciudades nuevas seguirán heridas para siempre. Pero, estoy seguro -porque lo comprobé en Nueva York- ni eso, ni nada, les resta una pizca de atractivo. Ni el miedo a otro ataque, natural o terrorista, puede con ellas. Nada.
El diario New York Times se preguntaba si Nueva Orleans, como algunas urbes de civilizaciones anteriores, estará condenada a desaparecer. No.
Como Nueva York seguirá allí, sumergida -ella en el agua, la otra en la precaución arrastrada desde el 2001- lista para emerger. Esperándonos.
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