Purral de Guadalupe

"Sentí las llantas quebrar mi cuerpo"

Menor atropellado superó los pronósticos médicos

Guadalupe. - "Sentí el camión venir hacia mi y lo que hice fue agarrarme del cajón, sin embargo las llantas me pasaron por el cuerpo y luego me desperté en el hospital lleno de tubos y de operaciones".

Me llamo Carlos Luis Chinchilla, tengo 11 años, y la única explicación que tengo para lo que me pasó es que Dios me concedió un milagro y por eso estoy con vida.

"El 16 de marzo pasado estaba jugando con unos amigos en una calle, detrás de la antigua fábrica Gallito, donde ahora se construye un Hipermás. Sin darme cuenta, un camión que fue a descargar cemento y varilla para esa construcción retrocedió y me atropelló.

"Ese mismo día los doctores le decían a mis padres, Javier Chinchilla y Hellen Barquero, que se prepararan para lo peor, era probable que no pasara de esa noche. "Tuve dos paros cardíacos, el camión afectó mis pulmones, me quebró en dos la pelvis y destruyó la pierna izquierda. La muerte tocaba la puerta, pero Dios tenía para mi, otro camino.

"Mientras los doctores luchaban para salvarme tuve un encuentro cercano con Dios, no era el momento de morir.

"Gracias a la fe y a los cuidados médicos logré vencer el primer pronóstico, sobrevivir.

"Luego de eso vinieron dos largos meses de recuperación, donde esperaba con muchas ganas volver a mi casa en Purral.

"Durante todo ese tiempo en el hospital, mi familia estuvo a mi lado, siempre con oraciones, cuidados, dándome fe y esperanza. Del hospital salí directo a otra cama pero en mi casa. Ahora los doctores tenían otro pronóstico, no iba volver a caminar.

"De nuevo le dijeron a mis padres que me prepararan, tenían que decirme que no podría correr, ni jugar con mi hermano Brayan, en fin, que pasaría en una silla de ruedas el resto de la vida.

"Todos en mi familia nos negamos a esa situación. Empecé un proceso de recuperación en el Centro Nacional de Rehabilitación durante otros dos meses y medio. Con mucho esfuerzo y oraciones un sábado me levanté de la silla y empecé a caminar.

"Con esos mismos pasos espero regresar a la Escuela Pilar Jiménez, en Guadalupe, donde curso quinto año.

"Extraño a mis compañeros, las mejengas, los juegos, también quiero estudiar, salir adelante, y sobre todo gritarle al mundo que Dios existe y que me concedió un milagro: seguir con vida".