Bobby Álvarez y Quiñónez fueron los villanos

Pesadilla pampera

Puntarenas. Su llanto se confundía con el sudor en su cara. "¿Para qué?, ¿por qué?", gritaba a viva voz el colombiano John Jairo Quiñónez, buscando una explicación, tras concluir el partido.

Mientras era levantado de la cancha del estadio "Lito" Pérez, por sus compañeros liberianos, el colombiano no dejaba de llorar, la imagen en su rostro era de impotencia y dolor. Se sentía el villano de la película, tras haber errado un penal al minuto 87 y dejar a los pamperos fuera de las semifinales del Torneo de Clausura.

El partido concluyó 2-2 y la acción del lanzamiento desde los once metros, habría significado el triunfo liberiano, que lo clasificaba a la siguiente ronda sobre el Deportivo Saprissa.

Quiñónez ingresó al camerino con su dolor a cuestas, el llanto como su compañero y la pena en su alma. Alrededor otros jugadores, como el arquero suplente José Bonilla, sollozaban, el resto guardaba un silencio.

¡Lo que es fútbol! Quiñónez había empezado como el héroe de la jornada, al marcar el 0-1 a favor de los pamperos al minuto ocho. Al final nadie se acordó.

Kurt Bernard, el infaltable a la cita con el gol, igualó los cartones al 32' de penal.

La tensión se vivía en las graderías del reducto chuchequero, solo la victoria le daba vida a los visitantes. Entonces Marvin Calvo al 51' devolvía la esperanza a los visitantes tras marcar el 2-1, luego de una gran corrida.

Bernard, de tiro libre, tras una impresionante pifia del arquero Rodolfo "Bobby" Álvarez, igualó las cifras y llegó a 21 anotaciones para ser el máximo cañonero.

El llanto y el dolor quedó para el final. Una mano de Federico Urrutia, el penal que señaló Vinicio Mena...y el remate fuera de Quiñónez. Adiós pamperos.

Juan Diego Quesada defiende a Bobby y Quiñónez

Errores humanos

Puntarenas. Unos pasos dividen apenas los camerinos del "Lito" Pérez, pero al concluir el partido las historias eran diferentes.

La tristeza y dolor invadía a los pamperos, mientras los porteños ya sueñan con el primer partido de la semifinal del Clausura ante Alajuelense, el próximo miércoles, en el Morera Soto.

El arquero Rodolfo "Bobby" Álvarez, a los 65 minutos, no pudo contener el disparo de tiro libre de Kurt Bernard. El balón se le fue entre los dedos, como la clasificación de los liberianos. Fue un gravísimo error.

"Fue una jugada circunstancial. Siempre trato de atrapar el balón, es una de mis virtudes. Constantemente lo venía haciendo, pero alguna vez se falla y cuando el arquero se equivoca, la acción casi siempre termina en gol. Esa jugada no me hace peor portero, más bien me ayuda a crecer", comentó Álvarez, quien llegó en el Clausura a Liberia, tras participar con el Saprissa de la Segunda División.

Juan Diego Quesada, estratega liberiano, añadió: "Los errores son de humanos. Muchas veces Quiñónez y "Bobby" Álvarez nos salvaron; esta vez no fue así, pero hay que estar satisfecho con el trabajo que se realizó".

En el bando contrario el porteño Kurt Bernard llegó a 21 goles y es el máximo artillero del torneo. "Todo se debe al trabajo de mis compañeros. Ahora que alcanzamos la meta de ser el goleador, hay que mantenerlo".

Luis Diego Arnáez, técnico porteño y quien proviene de Alajuelense, confesó: "Es cierto que hay sentimientos encontrados, al enfrentar a la Liga, la afición debe esperar dos juegos a muerte. No sé cómo reaccionar cuando llegue al Morera Soto".

"Se me vino el mundo encima"

John Jairo Quiñónez

Delantero de Liberia

¿Cómo se siente tras fallar el penal?

Es un momento difícil donde se definía todo o nada. Tomé la responsabilidad de hacerlo, pero desafortunadamente el balón se fue afuera y perdimos la ilusión que teníamos de estar en la siguiente fase. Esto hay que vivirlo como hombres.

¿Qué pensó al ver el balón que se iba afuera?

Se me vino el mundo encima, se me cayó todo. Pensé en mis compañeros y en la gente que nos apoyaba en las graderías.

Marvin Calvo se lo pidió. ¿Por qué no se lo cedió?

Nos veníamos turnando. Marvin lo lanzó en San Ramón y me tocaba tirarlo. Me sentía bien. La verdad, si hubiera sabido que lo iba a botar, se lo habría dejado a Marvin.

¿No pudo contener el llanto?

La verdad sí lloré. Tengo la costumbre de preguntarle a Dios el para qué de las cosas y bueno, sólo Él sabe por qué sucedió.

¿Acaso le pegó mal al balón?

Le pegué bien a la pelota, pero se fue afuera, no entró, no tengo palabras, no tengo excusas. El balón no quiso entrar y quedamos fuera del campeonato.