¡cómo la pasan morados y manudos!
El clásico es una religión Fabio Parreaguirre G
fparreaguirre@aldia.co.cr
Tibás. Eran pasadas las 12 mediodía y ya había aficionados en las cercanías del estadio Ricardo Saprissa. En la calle dominaban los colores morado y blanco, con algunas pinceladas de rojinegro.
En horas de la tarde, la esquina del bar Mata, al costado sureste del estadio, era la más concurrida. Es como solemnidad que, antes de cada partido, los aficionados se reúnan ahí "a calentar".
¡Qué tarde nos regaló Dios! más que abril, parecía una tarde de febrero bien soleada.
Excelete el orden de la policía para controlar la multitud, en ningún momento se les salió de las manos el control.
Música, cantos, piques entre barras, el fenómeno sociológico que se vive previo a un clásico es excitante. Hay que ser morado o liguista para saberlo mejor, los otros que no lo somos, simplemente somos espectadores de la rivalidad más grande que existe en nuestro país.
Y es que hay de todo, los que se colorean la cara, los que se ponen solamente la camiseta, y por supuesto, los que son envenenados por sus respectivos equipos. El clásico es como una "religión".
|
Puro sabor
Con fuerza A puro canto llegó al estadio "La Doce", poco antes de las 6 p.m. Estuvo escoltada desde su salida de Alajuela.
Mucho Orden Los miembros de la Policía controlaron por la tarde a las barras, solo hubo un pequeño disturbio, previo al juego.
Qué dichososLos seguidores de Saprissa viven un momento dulce. Todos los años ganan algo, aquí o en el exterior.
|
|
 |
 |
Las graderías del Ricardo Saprissa se convirtieron en una "hoguera".
Alexánder Otárola
|
 |
pie de foto nomal
crédito
|
 |
pie de foto nomal
crédito
|
 |
pie de foto nomal
crédito
|
|
