Desde mi esquina
Quiero que seas mi amigo Haydée de Lev, actriz
Yo no sé si usted cree que sea posible la amistad entre un hombre y una mujer.
Yo no sólo lo creo, sino que, además de unas muy pocas amigas íntimas, tengo varios entrañables y leales amigos.
Soy amiga incondicional de mis amigos, así como ellos lo son conmigo; son mis confidentes, como yo lo soy de ellos.
Pero me consta, por innumerables experiencias propias y ajenas, que la relación que la inmensa mayoría de los hombres pretende entablar con una mujer, casi siempre tiene otra intención, y hasta llegan a tomar como ofensa a su virilidad una propuesta de sincera amistad por parte de una mujer.
Por eso, hoy quiero compartir con usted un poema de la española Susana March, que pertenece a esa generación tronchada en flor por la guerra civil de su país.
Esto es parte de ese poema:
"Salvar este gran abismo del sexo y, luego, todo será sencillo. Yo podré decirte que soy feliz o desdichada, que amo todavía irrealizables cosas. Tú me dirás tus secretos de hombre, tu orfandad ante la vida, tu miserable grandeza. Seremos dos hermanos, dos amigos, dos almas que alientan por una misma causa. No afiles, porque soy mujer, tu desdén o tu galantería. Quiero tu corazón, sin amor, pero amigo, ese corazón leal que repartes entre los seres de tu mismo sexo. Como yo me desnudo de mis naturales artificios, desnúdate tú de tu complejidad, ¡y sé mi amigo!".
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