San José Costa Rica. Edición del 24/diciembre/2006. Ir a Al Día
 

Carl Dickerson, “Colacho”

Una hora con Santa

“En estos días la gente debe pensar en regalar abrazos y una sonrisa incluso a la gente que no se conoce. Sin duda harán a alguien feliz”

Neyssa Calvo Achoy

Cuando lo vi sentado con su traje rojo, su barba blanca y sonrisa bonachona los sueños de niña volvieron a visitarme. Ya cuando logré hablar con él, durante una hora, no tuve ninguna duda: estaba frente a Santa Claus, San Nicolás, Colacho o como usted esté acostumbrado a llamarlo.

Llegó a Costa Rica de las tierras de Norte América hace seis años y desde el primer momento quedó flechado por la “señora Claus”, una tica llamada Mery Matamoros, a quien ama tanto como hacer reír a los niños.

Ya tiene 30 años de usar el traje rojo, justo los años que tiene su hijo mayor, que incluso lleva su mismo nombre.

Cuenta que todo empezó para ver los ojos de sus dos hijos brillar cuando el hombre de barba blanca los visitaba en casa, pero hizo tan bien su papel que se ha presentado en Alaska, Canadá y México.

Eso sí, no se acerca a los chiquitines con el tradicional “Jo,jo,jo” porque lejos de atraerlos los espanta.

¿Cómo logra que le hablen de sus deseos? Les extiende la mano y luego les dice cosas que solo ellos saben como: “Dejaste el otro día la ropa sucia tirada ¿verdad? ”.

De inmediato, los niños abren sus pequeños ojitos en señal de asombro y no puede dejar de sonreír.

También usa como señuelo el hablar seis idiomas, para hablarle a los pequeños en su lengua.

A él se le acercan tanto grandes como niños de todas las clases sociales.

Este año quizás usted lo ha visto sentado en su sillón dispuesto a posar para una fotografía en el centro comercial Paseo de las Flores, en la provincia de Heredia.

La mayor parte del tiempo se siente feliz vestido de Colacho, pero hay ocasiones donde se siente impotente ante la necesidad de los chicos que se acercan para pedirle zapatos o ropa.

“Veo en ellos mucha tristeza y trato de llenarlos de ilusiones, abrazarlos y hacerles sentir que Santa los quiere, y es así”.

Y cuando son los jóvenes quienes se le acercan no pierde la oportunidad para hablarles de valores y dejarles el mensaje de que uno puede lograr todo lo que se proponga. Tan solo se necesita desearlo con fuerza.

“Yo me siento Santa cada vez que me pongo el traje y les digo que en la Navidad celebramos el nacimiento de Jesús y que me uno a la fiesta llevando felicidad”.

Piloto y misionero

Carl Dickerson fue piloto durante 39 años y hoy es el vicepresidente de la Fundación Ministerio Hegeman Internacional que lleva alimentos y medicinas a las zonas rurales del país. El próximo mes estará junto a un grupo de voluntarios ofreciendo servicios médicos en la frontera con Nicaragua.

El dinero que recauda con las fotografías de Santa, lo invierte en la Fundación, ya sea para comprar alimentos o para cubrir los gastos de los especialistas.

Le encanta hacer quehaceres de la casa.

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MANUEL VEGA /Al Día