Desde mi espejo
Y mi tiempo ¿quién me lo paga? Haydee De Lev Actriz
Llamo por teléfono a una institución con la cual me urge comunicarme. Me responde una grabación en la que una voz (casi siempre femenina) me recita los números de todas las extensiones del directorio interno ("Si quiere comunicarse con..., marque...").
Obediente, memorizo y marco los tres o cuatro dígitos de la extensión requerida. Otra voz me insta a esperar en la línea "porque su llamada es muy importante para nosotros".
Entonces comienza a sonar una música instrumental que, aunque sea de Vivaldi, me carga. El tiempo de comunicación se va haciendo largo. La música se acaba, la misma voz me repite el mensaje anterior y me endosan la música nuevamente. Así pasan varios minutos y, finalmente, alguien me remite a otra extensión. Ahora el mensaje es otro: "Todos nuestros empleados se encuentran ocupados. Espere en línea y pronto será atendido". Más música. Luego la misma grabación, pero con una diferencia: "Nuestros empleados continúan ocupados. Espere en línea y pronto será atendido. Su llamada es muy importante para nosotros".
Pero ya estoy harta de esperar en línea. Podría en ese momento hacer un viajecito a Marte con escala en la Luna, ida y vuelta, y quizás entonces conseguiría que me comunicasen con la sección de referencia. Yo pago puntualmente los recibos de mi teléfono, pero... y mi tiempo ¿quién me lo paga?
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