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 Sucesos Sábado 14 de enero, 2006, San José, Costa Rica.
 

Incidente ocurrió el jueves a las 10:30 p.m.

Balas perdidas casi fulminan a dos vecinos de barrio México

Testigos aseguran que hombres encapuchados seguían a otro para robarle carro

Carlos LÁSCAREZ S.

Además:

  • Ni en la guerra lo hirieron
  • Balas perdidas casi le ponen punto final a la vida de Rigoberto Alvarado, de 74 años y Ulises Medrano, de 28, el jueves por la noche en barrio México.

    Cerca de las 10:30 de la noche, dos carros pasaron a gran velocidad. Aparentemente, en ellos viajaban varios hombres encapuchados que disparaban hacia un carro Mitsubishi Nativa.

    Según las versiones de varios testigos, se escucharon al menos 30 detonaciones, lo que provocó una mezcla de pánico y asombro en el lugar, 100 metros al sur de la Defensoría de los Habitantes.

    Casi termina todo

    En el tiroteo, la bala de un arma 9 milímetros atravesó una pared lateral de la casa de madera de Rigoberto Alvarado, quien en ese momento se encontraba viendo televisión en un cuarto.

    Don Rigoberto tuvo mucha suerte: gracias a que se asomó a la ventana en el momento del tiroteo, el proyectil lo impactó en una nalga; si no se hubiera movido es probable que le hubiera pegado en la cabeza.

    De inmediato fue llevado en una radiopatrulla hasta el hospital México, donde un cirujano decidió no sacar la bala, pues no representa ningún peligro que ésta siga alojada en su cuerpo.

    Salió "premiado"

    Al colombiano Ulises Medrano Cordido, dueño del bar Yucatán, que se encuentra a unos 30 metros de la casa de don Rigoberto, una bala del mismo tiroteo le dio en la espalda. Eso ocurrió después de que, aparentemente, intentó salir a observar quiénes iban disparando.

    Él también fue trasladado al hospital México, donde ayer fue reportado en condición estable.

    Anita Sánchez, vecina de barrio México, dijo que de uno de los carros que seguía al Nativa se bajaron dos hombres usando pasamontañas que obligaron al conductor a pasarse a la parte de atrás.

    "Me asusté cuando vi que subieron a un hombre. En ese momento estaba llegando mi hijo Aquileo, quien estaba metiendo el carro. Por poco le disparan. Él les dijo que no le hicieran daño".

    Ayer, en un área menor a 50 metros, agentes del OIJ hallaron 9 casquillos de arma 9 milímetros. Hasta anoche no había ninguna denuncia por el hecho.

    Otro incidente relacionado con balas perdidas ocurrió a las 8:05 p.m., en San Juan de Dios de Desamparados. Una mujer identificada como Albertina Núñez, de 36 años, fue llevada por un carro particular hasta la Cruz Roja pues tenía un balazo en la espalda. Más tarde la atendieron en el Hospital San Juan de Dios, donde ayer fue dada de alta.

    Muy preocupados

    Foto Flotante: 1161227

    Anita Sánchez, Vecina.

    Los balazos salían hacia todas las direcciones. Me asusté más de la cuenta porque mi hijo Aquileo estaba afuera".

    Foto Flotante: 1161229

    Marta Valenciano, Ama de casa.

    Es la primera vez que pasamos por algo así. Apenas escuché los disparos salí y ví que dos carros iban detrás de otro".

    Foto Flotante: 1161230

    Carlos LuisAlvarado, Nieto de Rigoberto.

    Estaba en el cuarto con mi abuelo y lo escuché cuando dijo que algo le había pegado. Me puse muy nervioso y lo ayudé".

    Otros casos

    25/diciembre/2005

    Una bala perdida acabó con la vida de Moisés David Badilla Hidalgo, de 15 años, vecino de La Aurora deAlajuelita, luego de que se dio una disputa por drogas.

    26/agosto/2005

    Falleció, en la calle de la Amargura, el estudiante de geología José Mario Brenes Vásquez, de 19 años, luego de una balacera. Brenes ya iba de vuelta para su apartamento, pero decidió devolverse. También fue herido un amigo.

    Foto: 1161036
    Este Nissan Sentra resultó baleado durante el tiroteo del jueves anterior.
    Alexánder Otárola

    Foto: 1161226
    Rigoberto Alvarado mostró ayer el hueco que dejó el proyectil 9 milímetros que lo alcanzó.
    José Rivera

    Ni en la guerra lo hirieron

    Después de volver a casa tras instalar unos fluorescentes, Rigoberto Alvarado decidió acostarse a ver televisión, pero no contaba con que una bala disparada por desconocidos por poco acaba con su vida.

    Así es como este excombatiente de la Guerra del 48, y con 20 años de habitar en barrio México, resume la experiencia del jueves.

    "Sentí como un golpe en la nalga, pero al mismo tiempo una sensación caliente. Es más doloroso que una inyección. Cuando me toqué y vi que era sangre lo que salía me asusté mucho".

    Comentó que, de no haber sido por las ganas de ver lo que pasaba, a lo mejor el desenlace habría sido más lamentable, pues la bala le habría dado en la cabeza si no se hubiera incorporado.

    Dijo que las primeras detonaciones sonaban como bombetas, pero le extrañó el ruido de unas llantas.

    Esta es la primera vez que don Rigoberto pasa por una situación semejante, y le preocupa la inseguridad que, según dice, ha tomado fuerza en el país.

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