PIDO LA PALABRA
Pido la palabra
Algo de bueno Ana Coralia Fernández
PERIODISTA
paradigma@racsa.co.cr
Algo bueno debe tener la vida, puesto que nos aferramos a ella como náufragos a una tabla.
Los bebés en el vientre de su madre beben su elíxir.
Los animales matan y defienden su instinto vital.
Los seres vivos más inimaginables hacen de la vida una danza inagotable, asombrosa y mágica.
Con todas las promesas de un más allá redentor y bueno, la muerte sigue siendo el fin de toda vida y eso produce tristeza en los vivos.
Adoramos usar los sentidos al máximo: ver, oír, sentir, gustar, tocar. Y, si nacemos sin algunos, el alma nos compensa con regalos invisibles como la sensibilidad, el amor, la entrega, la pasión por lo que se es y se hace, como un homenaje a la madre vida.
Tanto es así, que la lucha por sobrevivir es el drama de todas las relaciones posibles en un planeta que palpita en un universo que nunca se detiene.
Algo bueno debe tener la vida, que la risa nunca es suficiente para celebrar sus placeres, ni completas las lágrimas para llorar por lo perdido o lo que no volverá.
Algo bueno debe haber, pues una cruz en el camino nos inquieta, una tumba nos altera y alguien desaparecido siempre duele.
Una cuna nos da esperanza, güilillas jugando nos reconcilian con la vida, cachorritos o maticas nuevas nos recuerdan que todo sigue adelante.
Algo bueno debe tener la vida, pues, aun con problemas, depresiones y enfermedades, no nos resignamos a la derrota, y, sobre todo, es un insulto doblar el brazo y darnos por vencidos.
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