Pido la palabra

Pura vida

Hoy, y desde hace muchos días, solo queremos saber de fútbol.

El Campeonato Mundial es la cita romántica del planeta.

Como expresa aquella hermosa canción de Serrat, hoy es el día en que ricos y pobres, intelectuales e iletrados, damas y prostitutas, caballeros y malandrines bailan y se dan la mano, en un olvido global de las diferencias.

¡Es un fenómeno social edificante!

(Claro, existen los "hooligans", pero son el lunar que no opaca un rostro bello).

Hoy hemos amanecido más temprano. Los pájaros han cantado antes y la desesperación de levantarse se ha evaporado. Es magia.

Hoy, esta mañana, 5.000 millones de personas, casi todo el orbe, sabrán de nuestros 52 mil kilómetros cuadrados, de nuestras joyas en verde, y de nuestro gran clima y hospitalidad. Es una opción para que crezca el turismo y reverdezca el desarrollo.

A partir de ahora, tanto en Shangai como en Manchester, La Paz o Sydney, la gente nos reconocerá como un país democrático, pacífico y orgulloso de su sistema de vida, aunque reconocemos que, mientras haya tanta pobreza, no podemos estar satisfechos ni contentos.

No importa el marcador ni el resultado del balompié. La fortuna quiso que inauguráramos Alemania 2006.

La victoria estará a futuro, cuando aprovechemos las ventajas de esa gigantesca ventana al planeta.

Pura vida.