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Miércoles 21 de junio, 2006, San José, Costa Rica. |
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Polonia fue menos malo Gracias a Dios acabó el calvario El viacrucis de Costa Rica en Alemania llegó a su final con la tercera derrota consecutiva: nuestro peor Mundial Alexander AGUILARaleaguilar@aldia.co.cr Hannover, Alemania. Gracias a Dios que se terminó este calvario. Se le puso punto final a un Mundial que para Costa Rica fue vergonzoso y para no variar el rumbo trágico fue con derrota de 2-1. La Tricolor se fue de tres, tres, en la Copa y de seis, seis en la gira europea. El balance en los seis partidos (Cataluña 0-2, Ucrania 0-4, República Checa 0-1, Alemania 2-4, Ecuador 0-3 y Polonia 1-2) no pudo ser peor: seis derrotas, 16 goles en contra y tres a favor. Contra Polonia, un rival igual de ralito que el nacional, había que ganar, pero otra vez no se pudo producto de tener un equipo tímido, poco agresivo y que en defensa siguió siendo un colador. Por primera vez en toda la gira la "Sele" comenzó con ventaja gracias a un gol de tiro de Rónald Gómez, al minuto 21. Pero este plantel tico nunca supo sobreponerse a la adversidad ni tampoco tuvo las agallas ni argumentos futbolísticos para cuidar o aumentar esta ventaja. Por eso a Polonia se le hizo posible venir de menos a más para igualar al 31 con el primero de los dos goles de Bartosz Bosacki, en una acción que nació en aparente falta sobre José Francisco Porras, luego de un saque de esquina. Antes de la igualdad Gómez y Wanchope tuvieron dos claras ocasiones para volver a anotar. Polonia y Costa Rica se enfrascaban en una lucha de mediocampo, donde ninguno de los dos terminaba de imponerse como el más osado para llegar al área rival con luz verde. La verdad es que los dos equipos mostraron sus carencias. Poco en ataque y poca movilidad y creatividad en el mediocampo en procura de dar el golpe letal, que los polacos, sin embargo, encontraron al 65 otra vez gracias a Bosacki, quien en la marca le robó la posición a Wanchope, quien solo lo vio cuando iba celebrando. Después vinieron las respuestas poco convincentes y efectivas desde el banquillo. Llegaron Wallace, Saborío y Hernández, pero sin el arrastre para cambiar la historia ante un rival que ganó no por ser más bueno, sino porque fue menos malo. Luego de que los europeos tomaran ventaja no se encontraron las llaves para abrir las puertas del empate. Así quedó escrito un Mundial para olvidar o mejor, para aprender. Enseñanzas hay muchísimas, vergüenza también.
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