Pido la palabra

Volver, volver...

¡Ya tenemos nuevo presidente electo oficial! Se tardó más de un mes en la declaratoria. Pero ¡qué importa!

Lo que vale es que el conteo fue transparente y todos confiamos en que se respetó la voluntad popular.

Ahora, don Óscar Arias, "un intelectual a medio tiempo" como se define, deberá aplicar una jornada completa, con muchas horas extras, para recuperar estos cuatro años de estancamiento.

Su reto es difícil. La mitad del electorado está en contra, y unos 700 mil costarricenses que no votaron, se encuentran desencantados con los políticos tradicionales y su forma de gobernar estos 52 mil kilómetros cuadrados.

Es mucha gente enemiga o indiferente. No debe subestimarlos ni ignorarlos (un zancudo vuelve loco a un elefante). Hay que oírlos y atenderlos.

Es posible que, ni en las más amargas pesadillas (ésas que dan tras una opípara cena), Arias imaginara que su triunfo sería tan anémico y estresante.

Él sabía que volvería, pero con una ventaja eficaz como un cheque en blanco. El 8 de mayo, comienza su segundo mandato con un pagaré.

La conciliación nacional, el mejoramiento de la educación y de la seguridad son metas de las que ya ha hablado.

Pero el desafío se lo plantearán los pobres (gestores de su triunfo en buena parte), una población creciente y que ya ni "cuento" tiene para comer.