"Cocinando soy malo"

El preparador físico del Saprissa dice que defiende a capa y espada sus convicciones, que es un buen lector, un amante del cine de suspenso y que en su juventud era un rockero. Agrega que está agradecido con Costa Rica.

Detrás de Marcelo Tulbovitz, preparador físico del Saprissa, se esconde el buen padre y el hombre feliz.

¿Quién es Marcelo Tulbovitz?

Una persona leal a sus amistades, que se brinda por lo que hace, que ama a su hijo (Matías) y que trata de caminar derecho por la vida.

¿Era mejenguero de niño?

De esos que juegan mañana, tarde y noche. Fue la etapa más feliz de mi vida, sin duda, con toda mi familia linda y jugando como todos los niños.

¿Intentó ser futbolista?

Jugué en un equipo que se llama Sudamérica hasta 1980, en la reserva. Pero trabajé desde los 13 años, aunque al margen de eso no hubiera llegado. Era volante izquierdo.

¿Con quién iba en Uruguay?

Con Peñarol, pero trabajé en el Nacional como preparador físico de futsala.

¿Qué imágenes lleva siempre consigo?

Una importante para mí es cuando empecé a trabajar en el fútbol y salimos campeones con el Progreso. Siempre la llevo, allí jugaba Alejandro Larrea. También las fotos de mis padres y hermanos.

¿Qué le gusta hacer?

Me gusta el cine de suspenso, la música variada y compartir con amigos. En mi época de juventud me gustaba el rock de Led Zepellin, Creedence, Pink Floyd, pero ahora me gusta la trova, lo romántico y algo de lo nuestro... también me gusta leer.

¿Qué tal su temperamento?

Tengo mi temperamento, pero más que eso tengo convicciones y las defiendo. En general siempre estoy tranquilo, pero la gente me ve en la cancha. Creo tener buen sentido del humor.

¿Al usted vivir solo cómo hace para cocinar y aplanchar?

Cocinando soy malo, pero ahí me la juego. Y hay una muchacha que me ayuda dos veces por semana. Cuando viene mi hijo, ella me ayuda más seguido.

Dicen que las ticas son lindas, ¿es cierto?

Sí, pero Costa Rica es más que mujeres lindas. Yo destaco la hospitalidad de ustedes.