Pido la palabra

Despedidas de casado

Quiero venderle una idea a algún empresario con visión de futuro (y de presente): la creación de una empresa que organice despedidas de casado.

El negocio se está cayendo. Sólo vea los números: dicen en Telenoticias que en el 2005, mientras 19 parejas por día se dieron el sí frente al cura, 27 se dieron el no ante al abogado. ¿Y quién celebra con ellas? Hasta ahora, nadie.

¿Imaginan lo endemoniadamente divertida que puede resultar una despedida de esa clase?

La oferta debe incluir la presencia de los mejores amigos, quienes estarán gustosos de celebrar con uno, entre zarpe y zarpe, el regreso a la libertad.

Estarán también, claro, las amigas, tomando fotos (y a moco tendido) felices porque "esa bruja" se queda fuera del festejo y ellas pueden volver a llamar a la casa sin hacerse pasar por cobradoras ni vendedoras de tarjetas de crédito.

Para ellos habrá muchachonas cariñosas con vocación de contorsionista; para ellas, muchachones risueños y aceitados o... mejor que cada uno escoja según sus preferencias.

Debe haber, obviamente, un mariachi, gorritos, antifaces y -¡que nadie los olvide!- espantasuegras.

La fiesta terminaría como Dios manda: con un viaje a Jacó en la madrugada (como los de la soltería). Allá, con las amigas y los amigos, habrá un mañanero (un brindis, claro) donde el feliz excontrayente jurará, por lo más sagrado, no volver a caer en la tentación.