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 Nacionales Domingo 22 de octubre, 2006, San José, Costa Rica.
 

Trabajo de los Oficiales de Tránsito

Les echan el carro y también “los perros”

Detrás de cada parte, hay una anécdota que contar

Esteban Arrieta Arias

Colaboradores: Christian Campos, Mariela Hidalgo, Mario Cordero y Róger Amoretty

Cualquiera pensaría que ser oficial de Tránsito es un trabajo poco atractivo y hacer multas como loco es muy tedioso.

Sin embargo, no siempre es así. Entre curva y curva de la carretera, aparece una que otra “curvilínea”, que hace una labor peligrosa y cansada, divertida y hasta un tanto erótica.

A muchos les ha pasado que con un guiño en el ojo o una mirada sexy tratan de persuadirlos para que no hagan una multa. Aunque pocos lo reconocen, hay quienes sí caen en la trampa.

“Una vez, una mujer muy hermosa manejaba rápido y no llevaba puesto el cinturón. Cuando la detuve para hacerle la multa, empezó a decirme cosas muy bonitas, que se iba a portar bien, que no lo volvería a hacer y que yo era muy guapo. Con eso me convenció y la dejé ir”, contó un oficial que pidió mantener en reserva su nombre.

Los 760 oficiales de la Policía de Tránsito llenan sus libretas todos los días con decenas de boletas y, al mismo tiempo, con historias personales.

Germán Marín, director nacional de Tránsito, recordó que en una ocasión, durante un operativo contra los piques, él y un grupo de compañeros fueron atacados a balazos.

“Por dicha nadie salió herido; sin embargo, es común que los oficiales de tránsito enfrenten situaciones peligrosas ya que la gente se molesta cuando se le hacen multas”.

Marín indicó que los increpan, los golpean, les echan los carros y hay quienes en un arrebato de cólera salen a toda velocidad y le majan los pies al oficial.

El director de Tránsito tiene muchas anécdotas curiosas que contar. Recuerda una vez que le llamó la atención a una señora por no usar el puente peatonal para cruzar la calle.

La mujer, enfadada, le respondió: “lo usaré cuando decidan ponerle ascensores en vez de rampas o gradas”.

Marín reconoció que hay pocos oficiales para hacerle frente a todo el trabajo. Según indicó, se necesita el doble de efectivos para vigilar las carreteras porque ahí lo que se vive “es una verdadera guerra”.

Piropos al volante

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María es un ejemplo en el cantón.
Mariela Hidalgo

En sus seis años de ser oficial de Tránsito, María Aguilar, de Alajuela, ha recibido todo tipo de piropos.

Muchos conductores tratan de endulzarla para ahorrarse las multas.

No obstante, la oficial motorizada no aguanta nada y cumple la Ley de Tránsito al pie de la letra.

“Yo siento que por ser mujer los conductores me tienen más respeto, aunque algunos tratan de jugar de vivillos, pero yo no los dejo pasarse de la raya”, aseguró.

La funcionaria reconoce que algunos “se asustan” al verla vestida con botas, corbata y camisa blanca, como el resto de sus compañeros oficiales.

“A mí no me molesta, porque sé que tenemos las mismas capacidades para desempeñar la tarea que se nos ha encomendado”.

Aguilar comentó que nunca ha tenido mayores problemas en el cumplimiento de su labor, aunque sabe que conlleva ciertos peligros.

Grúa fue carro presidencial

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Arrieta veía “Chips” cuando era niño.
Christian Campos

Cuando Carlos Arrieta era niño, se sentaba a ver la serie de televisión “Chips, Patrulla Motorizada”, sin imaginar que un día él haría la misma labor, pero en Costa Rica.

Por su mente, tampoco le pasó la idea de remolcar al mismísimo Presidente de la República, como tuvo que hacer hace un tiempo, cuando un domingo, al mediodía, por radio pedían asistencia para el “doble cero”, como le dicen al mandatario.

Lo más interesante que recuerda fue que en pocos minutos llegaron los guardaespaldas del Presidente para hacerle el “transbordo”, pero don Abel se rehusó y decidió viajar de Puntarenas a Rohrmoser en la grúa del Tránsito.

“Fue muy agradable viajar con él, porque cuando pasábamos por los pueblos o nos deteníamos en un semáforo la gente lo saludaba a él y a mí también”, dijo Arrieta.

Esta experiencia es una de las más divertidas que la han pasado en 13 años.

Sorpresas en carretera

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Las mujeres no dejan de asombrarlo.
Mario Cordero

Cuando se es oficial de Tránsito, nunca se sabe con qué se topará uno en las carreteras. A veces son sorpresas, otras sustos y hasta poca ropa al volante.

Así lo ha comprobado el oficial de Pérez Zeledón Rafael Ureña, quien desde hace seis años vigila la peligrosa ruta que conduce a la zona sur de nuestro país.

En una ocasión, detuvo a una mujer que se había quitado el “brassier” porque tenía mucho calor; pero, como esto puede distraer a los choferes, “hubo que multarla”.

Otro día, mientras revisaba documentos, un camión pasó a toda velocidad, y él solo alcanzó a ver muchas “cabelleras”.

Preocupado por lo que sería un acto irresponsable o transporte de ilegales, salió en persecución del carro. Cuando se detuvo, su sorpresa fue enorme: el camión transportaba caballos, por lo que pensó en comprar anteojos.

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Michael Umaña y David Brizuela forman parte de los 760 oficiales del país.
Esteban Arrieta

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Estas libretas tienen mucho que decir.
Esteban Arrieta

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