Ivonne Jiménez estuvo nueve años presa y era inocente

“No he podido reintegrarme a la sociedad”

Víctima presentó demanda contra el Estado y pide una compensación de ¢750 millones por daños morales y económicos

El 23 de diciembre del año pasado, Ivonne Jiménez creyó por un momento que el paraíso se le abría al recuperar la libertad, tras descontar injustamente una condena en El Buen Pastor.

Pero pronto se dio cuenta de que le tocaba ir por un empinado camino, que la tiene destrozada por la desesperanza.

“Aún no he podido reintegrarme a la sociedad. Dios me da fuerza para hacerlo, pero no lo consigo. Además de la pobreza en que vivo, amoldarme a mis dos hijos, es algo más difícil de lo que imaginaba”, expresó el jueves con lágrimas Ivonne Lidieth Jiménez Rosabal, exseleccionada nacional de atletismo.

Jiménez fue condenada a 25 años por el homicidio de Alexis Murillo Rojas, ocurrido el 25 de junio de 1996 en el barrio El Carmen de Puntarenas.

El jueves pasado, demandó al Estado por ¢750 millones, por daños materiales y morales.

“Mis hijos no son los niños que yo había dejado. Me encontré con dos adolescentes rebeldes, especialmente el mayor, quien me recrimina que no puedo retomar el control sobre ellos por haberlos dejado solos tan chiquitos”, dijo consternada. Los tres, aseguró, necesitan ayuda psicológica, pero el costo de la consulta es muy alto para su familia, dada la miseria en que viven.

Jiménez, de 45 años, no encuentra trabajo por su edad. “Yo digo que, al haberme sentenciado, me robaron toda mi vida”, expresó la exdeportista.

“A la cárcel, entró una Ivonne y salió otra que no conozco. La primera era emprendedora y comunicativa. La actual es temerosa y llena de estrés, porque las cosas se le complicaron de tal manera que no sale adelante”, añadió.

Ivonne se enfrenta ahora a un mundo muy diferente al que había dejado.

Las congojas son permanentes porque hay días en que “no hay nada para comer, los desayunos, almuerzos o cenas no llegan con facilidad, hay casi que arrebatarlos”, dijo.

Ella y sus dos hijos viven con una amiga de Ivonne, quien también es sola y sufre problemas económicos.

A la exdeportista le urge encontrar trabajo para salir de la miseria en que se encuentra su familia. Nicoa Ríos

“La casa está en cobro judicial y podríamos perderla si no pagamos ¢10 mil”, relató.

Ivonne quiso salir adelante vendiendo jocotes, mangas y culantro en el barrio Colonia 15 de Setiembre, donde vive.

Luego, empezó a vender ropa, pero hace tres semanas la apuñalaron en una pierna cuando volvía de cobrarle a los clientes.

“La puñalada es profunda... tuvieron que coserme por dentro. Estoy aterrorizada al ver que la herida no sana. En la clínica Solón Núñez me atendieron tres veces; sin embargo, no volverán a hacerlo hasta que no les pague la cuenta, ¢19.000, porque no estoy asegurada”.

El día de la entrevista con Al Día, se le abrió la herida, pero no recibió atención médica.

“Una trata de superarse de manera honrada; no obstante, las cosas no salen bien”, manifestó.

Después de dejar la cárcel, no logró reencontrarse inmediatamente con su padre, Rubén Jiménez, gloria del Deportivo Saprissa y de la Selección Nacional.

Jiménez nunca asimiló el arresto de su hija, cayó en una crisis alcohólica y sufrió una embolia que lo tuvo en silla de ruedas.

“Cuando salí, él estaba internado. Quise llevármelo para cuidarlo en su propia casa; sin embargo, solo lo tuve conmigo un mes, porque murió en el hospital”, recordó.

La madre, Lidieth Rosabal, falleció tres años después de que Ivonne cayera en prisión. Ella no pudo acompañarla durante su agonía, ni asistir al funeral.

“Doña Marita (López Cruz, condenada por el escándalo financiero de Compensación Social) fue como una madre después de la muerte de mamá. Ella estuvo conmigo y me ayudó”, recordó visiblemente emocionada.

Una hermana de López Cruz, llamada Daysi, le llevaba el hijo menor para que lo viera.

“Ambas fueron como una familia, y yo siento que les he fallado, porque nunca he ido a verlas”, expresó con lágrimas en el rostro, en su humilde casa en la Colonia 15 de Setiembre.

“Quiero un dinero para acomodarme” Ivonne Jiménez y Jorge Gonzalo cuando salían de los tribunales. Nicoa Ríos Ivonne Jiménez demandó el jueves al Estado por ¢750 millones. Ella alega que haber descontado nueve años de cárcel siendo inocente (de acuerdo con la resolución de la Sala III) le causó muchos daños. El reclamo se tramitó como juicio ordinario en el Juzgado Contencioso Administrativo. El proceso podría tardar un año y medio, aproximadamente, informó Jorge Gonzalo, abogado de la ofendida. “Esto es un asunto muy serio, habrá que demostrar el error judicial detectado nueve años más tarde por la Sala III”, explicó el representante. Ivonne, por su parte, espera obtener dinero para vivir mejor con su familia, “comprarse una casita y montar un negocito”, explicó al salir del edificio del II Circuito, donde el jueves se tramitó el caso. “Quiero acomodarme. Anhelo recobrar a mi familia, y esto solo lo podría conseguir en un ambiente más tranquilo”, dijo. Los magistrados concluyeron que la prueba usada para condenar a Jiménez no solo fue ilegal, sino también insuficiente. El único sustento que tenían fue la declaración de una mujer que después cambió el testimonio.