Astelia Vindas, reina de simpatía de Guadalupe

Abuelita a todo dar

Tiene 8 hijos, 9 nietos y un espíritu tan alegre que se lo contagia a todos con su presencia

Astelia Vindas es una reina de simpatía por los cuatro costados, y no en vano se hizo acreedora de ese título en las tierras de la Virgen de Guadalupe.

Sobre sus cabellos plateados colocaron, el fin de semana pasado, una corona, que guardaba con orgullo en su bolso, el miércoles, cuando la conocí.

Vestía un traje rosado, su color favorito, porque según dice le gusta todo lo que la haga verse alegre.

El maquillaje, en 71 años de vida, no le hace falta porque se pinta sólo para ocasiones especiales.

Además, dice que no había mucho tiempo para eso cuando tenía que criar a 8 hijos, la mayoría tiene dos años de diferencia entre uno y otro.

Años difíciles, en las tierras de Pérez Zeledón, donde nació y pasó gran parte de su vida, en los quehaceres del campo.

El destino la trajo hasta Guadalupe, donde vive con Pilar, su hija menor, desde hace un año.

Desde entonces su vida ha dado un giro de 180 grados, pues ahora puede darse buenas chineaditas.

¿Cómo? Asiste al grupo del adulto mayor en la comunidad, donde organizan actividades para gente de su edad y a todas se apunta desde aeróbicos hasta jugar bingo.

Y si se trata de bailar no lo piensa dos veces porque desde jovencita le encanta mover el cuerpo.

Le fascina todo tipo de música y si no sabe bailarlo se las ingenia, pues ella no se queda sentada.

Para doña Astelia sonreír es sencillo y es su arma secreta para sortear los problemas.

La vida hay que saberla llevar con calma y buena letra, porque para todo hay tiempo, dice.

Eso sí, hay que planear las cosas con anticipación para que salgan bien.

Ese quizás es el mejor consejo que puede darle a los suyos a quienes espera ver en las comilonas de Navidad y fin de año.

Allá, en Pérez Zeledón donde cocinará tamales, algún postre y la carne de cerdo para todos los que lleguen a su mesa.