Salud
Esclavos de las cositas ricas
Hay alimentos que nos ponen a babear con solo pensar en ellos Jéssica I. MONTERO SOTO jessicamontero@aldia.co.cr
Cada mañana, usted sale del baño y automáticamente su cuerpo le pide una taza de café caliente... ¿le suena familiar?
Esa bebida y muchos otros alimentos pueden atraparnos y convertirnos casi en sus esclavos, sin darnos cuenta.
A los que tengan dudas les planteamos esta pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que se moría de las ganas por comerse un chocolate? Ahhhh, ¿verdad?
La nutricionista Katherine Sandoval asegura que esta “adicción” es peligrosa cuando perdemos la conciencia de la cantidad y se nos pase la mano.
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máximo de tazas de café diarias recomendadas por los expertos.
Si deja de golpe las comidas o bebidas estimulantes, puede desarrollar fatiga e irritabilidad”.
Laura Bracacci Nutricionista
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“Hay que controlarlo si no queremos crear una dependencia dañina”, asegura.
¿Cómo es que la comida tiene ese enorme poder sobre la gente? Su principal aliado es “gato casero”: el cerebro reacciona al ingerir ciertos alimentos en circunstancias especiales; podría tratarse del estado de ánimo que tengamos o el cansancio que acumulemos antes de comer.
María Marta Ortiz, cirujana especializada en nutrición, señala que la necesidad sentida es real. “A veces, el organismo ‘pide’ algún alimento para sentirse mejor, porque ya ha experimentado cosas buenas al comerlo antes”, asegura la experta.
Laura Bracacci, nutricionista de la Clínica Bíblica, explica que ahí entra en juego la fuerza de voluntad. “La sensación de bienestar se puede conseguir con otros alimentos y actividades”.
“Drogas” en la mesa
Café, té y bebidas de cola. Crean hábito por la cafeína que estimula el sistema nervioso.
Chocolate. La teofilina y anandamida son estimulantes que dan sensación de placer. Tiene más efecto en mujeres.
Queso. La tiramina lo convierte en antidepresivo, por lo que da sensación de bienestar y alegría.
Helado. Eleva rápidamente la serotonina y de inmediato mejora el estado de ánimo de las personas.
Pan. Varios de los ingredientes actúan sobre los neurotransmisores cerebrales, provocando satisfacción y apetito.
Pastas. También provocan mucho placer, sobre todo, cuando se acompañan con salsas condimentadas.
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Sabrosas debilidades
Hellen Alvarado, Modelo
El chocolate, soy como adicta. De hecho, no hay día que pase sin comerme uno”.
RaquelMayorga, Modelo
Carne roja, ese es mi pecado. Si no me como por lo menos un pedacito a la semana, me hace falta”.
JéssicaAguilera, Modelo
Las pastas, más que todo en salsa blanca. Me encantan, son mi comida favorita”.
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“Nos pasa más a las mujeres”
Rebeca Hernández, nutricionista
¿Por qué nos hacemos “adictos” a la comida?
Hay varias teorías, entre estas, que se bajan los niveles de serotonina (conocida como “hormona del humor”) o de azúcar (diabetes). Es algo físico, no inventado.
¿Quiénes están en riesgo?
Todas aquellas personas con problemas depresivos, las mujeres con síndrome premenstrual o con problemas que involucran altos niveles de insulina (por ejemplo, mujeres con ovario poliquístico). También los hombres con problemas para procesar la glucosa. No obstante, todos estamos en riesgo por el estrés diario.
¿Cómo sé si me pasa?
Simplemente, no tenés hambre, querés algo dulce o harinas o pan. Si hacés un examen de conciencia, te darás cuenta de que la razón no es el hambre.
¿Cómo se controla?
Si respondés a esos antojos, creas un círculo vicioso. Al subir de golpe el azúcar, inmediatamente por reacción, se baja y otra vez querés más. Se debe satisfacer el deseo con cosas que no la eleven tan rápido: alimentos con fibra o proteína (frutas, yogur, helados bajos en grasa, pan integral).
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