Mejor sexo seguro

Steven Brenes, Asistente.

El sexo no debe tenerse con todo el mundo, hay que cuidarse mucho, porque hay muchas enfermedades”.

Gustavo López, Vendedor.

He tenido malas experiencias. Ahora, hay prostitución en todo lado, los jóvenes deben cuidarse mucho de infecciones”.

Diego Zúñiga, Mensajero.

Jamás me imaginé que en el país hubiera tantas prostitutas. Yo trabajé como taxista de noche y nunca lo pensé”.

“Me buscan tipos casados”

En el Parque Nacional, frente a la Biblioteca Nacional, es donde “Bryan” consigue más clientes. Allen Campos

Bryan (nombre ficticio), de 23 años, trabaja en la prostitución desde el 2004.

Él asegura que eligió ese empleo ya que nunca tuvo los recursos para terminar el colegio e ir a la universidad y, agrega: “la belleza fue el don que Dios me dio y lo utilizo”.

Este joven, quien dice conseguir sus clientes en saunas, parques, bares y discotecas, indica que la mayoría de ellos son hombres que tienen una familia.

“Me buscan tipos casados, todas las noches. Lo sé porque siempre me hablan de la esposa y yo les veo el anillo”, comenta.

Bryan dice que el negocio de la prostitución masculina ha crecido tanto, que hoy obtiene menos ganancias que dos atrás.

“En una noche buen yo llegaba a mi casa ‘fuleado’ (lleno) hasta con ¢60.000; actualmente me gano como ¢45 mil. Hay mucha competencia”.

Por sus servicios, él cobra de ¢5 mil a ¢10 mil. “Este negocio es más de lo que la gente imagina”, añade.

“Me da mucho miedo que me peguen algo”

A la gran mayoría de mujeres que se dedican al sexo, les da miedo hacerse los exámenes. Nicoa Ríos

Susana (nombre ficticio), habla claro, directo y con una sonrisa en el rostro, comparte su historia.

Pese a que se resiste a decir cuántos años tiene, asegura que desde los 16 se tiró a la calle a trabajar.

Y aunque su rostro, no deja ver a una mujer mayor de 30 años, esta joven con acento nicaragüense, se ve bastante curtida en el arte de seducir.

Ayer, junto a una compañera de más edad, visitaba la Unidad de Control y Prevención del VIH-SIDA de la Caja, pues “siempre me da miedo que me peguen algo raro”.

“Yo vengo por lo menos cada mes a control, para evitar cualquier tipo de enfermedad, cuando uno anda en la calle y en este ambiente, se expone a muchas enfermedades y a otros peligros”, dice.

Asegura que muchas de las prostitutas no se cuidan y “no les gusta venir, porque temen que las señalen”.

Para finalizar, indica que las escasas posibilidades laborales y la necesidad de comer, la llevó a prostituirse, aunque dice que no le gusta.