San José Costa Rica. Edición del 29/octubre/2006. Ir a Al Día
 

Sandra Hall, panadera limonense

Una negra que endulza

A esta señora le sobraron aplausos en los Carnavales de Limón, hace una semana, con su vestido cubierto de cocos

Allan Andino
Colaboró Róger Amoretty

Cuando la llamamos por teléfono, el martes, un sonido que se metía de fondo nos transportó directo al bello Caribe.

Sandra Hall, la famosa negrita que se robó el “show” en los carnavales de Limón, luciendo un vestido hecho con 45 cocos, estaba ralle que ralle esa deliciosa fruta en el corredor de la casa, mientras nos atendía.

Ella dejó claro que en su provincia, además de reggae y rice and beans, lo que sobra es la creatividad.

En sus grandotes brazos, se acumulan 41 años de ser panadera. Solo hágale números, tiene 55 y empezó a los 14.

Al principio, tenía que pedir prestado los hornos de las panaderías de su barrio, Santa Eduviges, (a seis kilómetros del centro limonense), para ganarse literalmente “el pan de cada día”, pues la situación económica no era muy favorable.

Con los años, logró comprar su propio horno, de donde salen cocadas, galletas de jengibre, galletas “booth” (tostadas, hechas con leche de coco), pan bon, budines y otros productos.

“Me quedan muy ricos, pero no hay como el toque especial, cuando los cocino en el horno de leña, que se me ‘escocheró’ por cierto, y debo arreglarlo”, nos recordó doña Sandra.

Hall es viuda, madre de seis hijos (tres hombres y tres mujeres), y para mantenerlos “se quebró el coco” o, mejor dicho, lo partió en pedacitos para venderlos en un puesto instalado en la terminal de buses Los Caribeños.

Tan sabrosa le queda su repostería que cuenta con clientes fijos procedentes del Valle Central, Panamá y Estados Unidos.

Pero la señora Hall, además de ser buena endulzando el paladar de la gente, también se la juega tocando el teclado.

“Desde hace seis meses recibo lecciones. Me gusta tocar canciones de alabanza”, nos contó.

El rico olor que desprenden sus recetas causa la inevitable visita de los vecinos más pequeños, quienes la acompañan en su casa y, de paso, le pellizcan sus cocadas.

Doña Sandra representa la tradición de los limonenses, y salió muy ovacionada en el reciente carnaval.

Ya terminó de rallar los cocos, y se los dará a la vecina que prepara helados.

Curiosa

Su traje causó sensación hace una semana en los Carnavales 2006. Está elaborado con 45 cocos cortados a la mitad, atados con alambres de acero y cordones. Un cuñado le ayudó a hacer los hoyos con un taladro. Tener listo el curioso atuendo le tomó unos 22 días. El sombrero lo hizo con paja de coco seco, y los zapatos también llevan un poquito de ese material. Sin duda, ella logró endulzar el carnaval.

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Roger Amoretty /Al Día

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Abelardo Fonseca /Al Día