Eugenio Vargas, empleado de la librería universal
El abuelo de la Universal
Don Eugenio empezó en 1946 como vendedor de artículos de oficina y terminó llenando de magia los ventanales de la tienda, en la Avenida Central Neyssa M. Calvo Achoy
La blanca cabellera de don Eugenio Vargas habla de los 60 años que ha pasado recorriendo los pasillos de la Librería Universal.
Su principal trabajo, además de atender al público, ha sido llenar de vida los ventanales con sus ingeniosos diseños, aquellos que probablemente usted o sus papás se quedaban viendo en las navidades de finales de los 50.
Don Eugenio es el que decoró durante años las ventanas con ruedas de Chicago y trenes en movimiento.
Con tan solo 19 años, llegó nervioso y quizás un tanto torpe hasta la oficina de Carlos Federspiel, fundador de la librería.
Recuerda que llegó vestido con traje y corbata, con grandes sueños para él y su esposa Alicia Porras, con quien hacía un mes había contraído matrimonio.
Le dieron trabajo como vendedor de artículos de oficina el 2 de febrero de 1946.
Con su nueva labor, dejaba atrás sus jornadas jalando verdura y vendiendo granos en el Mercado Central, para ayudar a sus padres a mantener a sus ocho hermanos.
Don Eugenio siempre estuvo en contacto con el público y tal vez por eso resulta sencillo entablar una conversación con este hombre, cuya vida es un ejemplo de superación.
Sabía que con un título de sexto grado bajo el brazo no iba a llegar muy lejos en la Universal, así que se dio a la tarea de estudiar. Primero sacó el colegio y luego siguió tras títulos de arte, administración y fotografía.
¿Era rentable en aquella época estudiar arte? Por supuesto que sí, pues trabajaba en una mina donde derrocharía su creatividad.
Y así lo hizo. En 1954, la empresa lo envió a México a prepararse para trabajar la imagen del nuevo local de la librería, donde está hasta hoy. Antes, quedaba al frente de la actual edificio, en un espacio más reducido.
Ha estado en la apertura de otras tiendas, pero le guarda cariño a la de la Avenida Central que ha visto pasar su vida.
Trabajador
Ama los niños
Don Eugenio se casó hace 60 años. Tiene tres hijas, cinco nietas, un nieto y una bisnieta de dos años. Asegura que le encantan los niños y es muy cariñoso.
Siempre activo
A sus 80 años, tiene edad suficiente para pensionarse, pero sigue tan activo como cuando era más joven. Actualmente, es el asistente de la gerencia de ventas y todavía mete mano en la decoración
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