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 Nacionales Domingo 29 de abril, 2007, San José, Costa Rica.
 

Cuarto Domingo de Pascua

Cristo: El Buen Pastor

Mario Montes Moraga

Presbítero

Celebramos en este Cuarto Domingo de Pascua a Cristo, El Buen Pastor. La imagen del Buen Pastor es una de esas “fotografías” evangélicas, en la cual vemos plasmada la solicitud y la entrega de Jesús, así como también la calidad de su amor por nosotros y el precio que estuvo dispuesto a pagar, para llevar a cabo su misión redentora.

En el Antiguo Testamento, Dios se presenta como pastor de su pueblo (Salmo 23).

Con esta bella imagen, se pone de manifiesto la solicitud y los cuidados del Señor, que acompaña y guía a su pueblo a lo largo de su historia, rodeándolo de atenciones y cuidados, en especial, en aquellos momentos en que Israel estaba más necesitado de su protección.

También son llamados con este nombre de pastor los dirigentes políticos y religiosos del pueblo de Israel (reyes, profetas y sacerdotes), que si bien es cierto fueron llamados por Dios a ser los líderes del pueblo elegido, no siempre estuvieron a la altura de su misión.

En cambio, Cristo es El Buen Pastor, que está dispuesto a arriesgarse a sí mismo para defender al rebaño de los peligros, como David El pastor (1 Sam 17,34-35), y tampoco lo abandona (Jn 14,18). No permite que ningún peligro arrebate a sus ovejas de su mano (Jn 10,28-29).

Como Buen Pastor que es no sólo expone su vida para defender al rebaño de los peligros, sino que la entrega totalmente hasta la muerte.

Todo esto lo expresa Jesús al decir en el texto de hoy: “El Padre y yo somos uno solo” (Jn 10,30). Y puede afirmar esto, porque Él da la vida por sus ovejas que le siguen (Jn 10,27), ellas “no perecerán”, ni “nadie las arrebatará de su mano” (Jn 10,28).

Es decir, el poder de la muerte no le quitará sus ovejas, ellas no sufrirán la muerte definitiva, no perecerán para siempre.

Como Jesús es Vencedor de la muerte y del mal, es por eso que es igual a Dios.

Él y el Padre son uno solo (Jn 10,29-30), porque es dador de vida y tiene “vida en sí mismo”, igual al Padre (Jn 5,27-29).

Estos son poderes que sólo Dios tiene. Por eso, puede decir: “Yo y el Padre somos uno”. Él es igual al Padre (Jn 5,18).

Que todos y todas experimentemos siempre su amor, su protección y sus cuidados de Buen Pastor.

Foto: 1581167
Cristo, El Buen Pastor, siempre está con nosotros y demuestra su amor guiándonos hacia el camino correcto.
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