Alicia Ríos, Presidenta Asociación Nacional de Chefs

Maestra del buen sazón

Le ha salvado la tanda a más de una ama de casa cuando tienen que preparar una cena en un santiamén

Alicia Ríos de Molina, hoy por hoy, es la presidenta de la Asociación Nacional de Chefs y una maestra en el campo del arte culinario en el país.

Quizás usted la vio o supo por alguien algunos de los consejos de cocina que doña Alicia daba en el programa “Teleclub” de Inés Sánchez, allá por los años setenta.

Una época según cuenta que la llenó de mucha satisfacción. Incluso todavía hay quienes la llaman por teléfono para buscar su asesoría.

Asegura que nunca ha tenido pereza para atender a nadie y además afirma que en más de una ocasión la han llamado señoras “desesperadas” porque tienen visitas, no saben qué preparar de comer y peor aun no tienen tiempo para ir al supermercado.

En esos casos, lo único que queda, dice, es hacer magia con todo lo que tenían en el refrigerador. Y así es como le ha salvado la tanda a más de una.

Para ella el secreto de la cocina está en eso precisamente, en hacer magia, pues no siempre se tienen al alcance de la mano todos los ingredientes.

Y es que ella tuvo a la mejor de las maestras: su mamá María Moya, quien fue una gran cocinera en su país natal Ecuador.

O sea, la misma tierra que dejó doña Alicia hace 34 años para radicarse en Costa Rica junto a sus cuatro hijos y esposo, José Molina.

Para esta amante de la cocina es necesario que todos los que deseen incursionar en el arte culinario tengan, además de la receta, amor para lo que hacen. Y en especial, si se tiene la conciencia de que al ponerse el sombrero de chef se convierten en los responsables de la salud de quienes van a probar y degustar su comida.

Una misión, recalca, nada sencilla en especial en estos tiempos donde la batalla es contra el sobrepeso, el colesterol y los triglicéridos.

Para ello, hay que estudiar y mantenerse al tanto de las nuevas técnicas para ofrecer un mejor platillo.

Precisamente, una de las metas a corto plazo de esta experta es incursionar en lo que se conoce como “cocina molecular” que utiliza dosis y fórmulas para preparar sus alimentos.

Su especialidad es la repostería. Confiesa que el primer curso de cocina que recibió hace ya 45 años fue de decoración y por correspondencia. Sin embargo, como buena hija de cocinera sabe preparar de todo.

Además, ella intenta dejar en cada plato un sello muy personal, pues suele cambiar las recetas que llegan a sus manos.

Para las comilonas de fin de año también incluirá el elemento sorpresa en sus comidas, en especial en la Nochebuena, cuando lleguen a su casa sus hijos y los cuatro nietos.