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 Internacionales Domingo 07 de enero, 2007, San José, Costa Rica.
 

Imágenes de su ejecución desatan reacciones en el mundo árabe

Sadam Husein: ¿El nacimiento de un mártir?

Expertos señalan violación de derechos humanos

Ronny Rojas

Iban a ser las 6 de la mañana en Bagdad, Iraq, el 30 de diciembre anterior, cuando el exdictador Sadam Husein, de 69 años, caminó hasta el cadalso, aparentemente tranquilo, vestido de negro y con una copia del Corán entre sus manos, para morir colgado, como castigo por haber ordenado la matanza de 148 aldeanos chiítas, en el pueblo de Dujail, en 1982.

¿Pero era esta ejecución la mejor medida?

El pasado 4 de enero, en uno de sus editoriales, el diario The New York Times señaló: “El señor Husein se ha ido ya a su tumba. Pero la intolerable forma de su asesinato, imitando deliberadamente sus propios métodos depravados, asegura que su crueldad le sobrevivirá”.

76

Países aplican la pena de muerte en el mundo.

2.148

Personas fueron ejecutadas en 22 países durante el 2005.

1.770

Personas fueron ejecutadas en China durante el 2005.

60

Personas fueron ejecutadas en Estados Unidos en el 2005.

86

Países abolieron la pena de muerte en todos los delitos.

11

Países abolieron la pena, excepto en tiempos de guerra.

94

Ejecuciones fueron realizadas en Irán durante el 2005.

En Costa Rica, el abogado y experto en derechos humanos, Fabián Volio, opinó que, aunque las leyes con las que fue enjuiciado el exdictador existían antes de la invasión de Estados Unidos a Iraq y no fueron creadas exclusivamente para sentenciarlo “queda una gran duda sobre si Husein tuvo un juicio justo”.

Para Volio, los derechos humanos de Husein fueron violados y su muerte “no hace justicia ni resuelve nada en Iraq (...) No hay filosofía o doctrina que diga que el ser humano debe pagar con su vida por los delitos que comete”.

El experto señala que el castigo para un criminal tiene dos objetivos primordiales: “aislarlo para que no cometa más delitos o que sirva de escarmiento para que la persona cambie”.

En el caso de Husein, ninguna de estas premisas se cumplió.

Jaime Ordóñez, director de la Cátedra de Teoría del Estado de la Universidad de Costa Rica, manifestó que la ejecución “fue un error político y estratégico muy grave, que generará la agudización del conflicto entre los sunitas y chiítas, dentro de la ya de por sí explosiva y sangrienta sociedad iraquí”.

Husein nació en Tikrit, un pueblo perteneciente al grupo musulmán sunita, en franca oposición a los mulsulmanes chiítas.

Para Ordóñez, no cabe duda de que Husein era culpable de delitos de lesa humanidad, pero este debió ser juzgado en un Tribunal Internacional –similar al Tribunal de Nuremberg– ya que esto habría dado mayor legitimidad al proceso; y no entregarlo a un tribunal iraquí, dominado por la sociedad chiíta.

Durante el juicio, tres de sus abogados fueron asesinados y varios jueces reemplazados.

Como un “mártir”

Casi inmediatamente después de su muerte, las imágenes con los últimos momentos de Husein, grabadas con un teléfono celular, le dieron la vuelta al mundo y se desató el rechazo de la sociedad árabe suní, así como una serie de atentados en Iraq.

Quizás una de las frases más contundentes la dijo el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, durante una entrevista con el periódico israelí Yediot Aharonot, y publicada el pasado viernes: “Nadie nunca olvidará la forma en que Sadam fue ejecutado (...) Ellos lo convirtieron en un mártir”.

En un artículo publicado ayer, el New York Times explica que “Por enfrentar a Estados Unidos y su gobierno afín en Bagdad, y por morir con una cierta dignidad, el señor Husein pareciera virtualmente haber limpiado todo su pasado”.

Jaime Ordóñez coincide con tal afirmación y dice que el procesamiento de Sadam por un Tribunal Internacional adscrito, por ejemplo, a la Corte Penal Internacional, era la vía para obtener apoyo unánime de la comunidad internacional y no la percepción de que se trata de una venganza religioso–nacionalista.

Lo correcto, dice Ordóñez, habría sido condenarlo a cadena perpetua, bajo estrictas condiciones de seguridad.

“Para la administración Bush, que insistió en ir a la guerra en Iraq para implantar democracia y justicia, esas imágenes vistas globalmente fueron una vergüenza bochornosa. Desafortunadamente, todos los estadounidenses serán culpados, mientras que los iraquíes sufrirán todavía más”, publicó en su editorial del 4 de enero el New York Times.

Ordóñez explica que, tras la muerte de Sadam, el odio étnico-religioso en Iraq empeorará y “lo que era una caldera ahora se convertirá en un caos”.

Según este analista, la única posibilidad de estabilidad política a largo plazo en Iraq, es la formación de un régimen federal, dividido en tres regiones: la sunita, la kurda y la chiíta. Pero no el intento de gobierno único.

Soñó con la unificación del mundo árabe

Foto Flotante: 1465106
Entre 1987 y 1988 ordenó matar a unos 180.000 kurdos en Iraq.
AP

Sadam Husein Abd al-Majid al-Tikriti, su nombre completo, nació el 28 de abril de 1937, en la localidad de Al-Awja, en lo que se considera como el Triángulo Sunita, al norte de Iraq.

Estudió tres años en la Escuela de Leyes de Iraq, pero abandonó su formación académica en 1957, para unirse al partido revolucionario Ba’ath, que aboga por la unificación árabe.

Estuvo en prisión tres años, tras participar, en 1958, en el intento de asesinato del General Abdul Karim Qassi.

Escapó en 1967 y se convirtió en uno de los líderes de Ba’ath. En 1976 pasó a ser general de las fuerzas armadas de Iraq. Llegó al poder en 1979, y comenzó a promover represiones violetas contra las poblaciones chiítas y kurdas de Iraq.

Llevó a su país a la guerra contra Irán, entre 1980 y 1988, tiempo durante el cuál pidió prestados unos $75 billones para financiar gastos militares. Husein trató de que su estado vecino, Kuwait, le perdonará la deuda de $30 billones, pero este se negó.

En 1990, Husein invadió Kuwait, a lo que Estados Unidos e Inglaterra reaccionaron y atacaron Iraq, hasta que este se retiró. Husein se convirtió en enemigo de Estados Unidos y amenazó con desarrollar armas nucleares. Al tiempo, manipuló la producción petrolera de Iraq. Fue derrocado en el 2003, tras la invasión estadounidense y fue condenado a morir por crímenes contra la humanidad, al finalizar el 2006.

Foto: 1465100
1: El 13 de diciembre del 2003 Sadam fue capturado por el ejército estadounidense, cerca de Tikrit, su pueblo natal.
AFP

Foto: 1465102
2: En julio del 2004 fue llevado por primera vez ante un juez en Bagdad.
AFP

Foto: 1465098
3: Imágenes de su muerte le dieron vuelta al mundo.
AFP

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4: Raghad Sadam Husein (de lentes), hija de el exdictador, protestó por la muerte de su padre, en Amman.
AP

Foto: 1465088
5: Como muchos árabes, una mujer en Jordania lamentó la muerte de Husein.
AFP

Foto: 1465105
6: Decenas de personas oran ante la tumba del exdictador, en la localidad de Ajwa, cerca de Tikrit.
EFE

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