Ayer se reiniciaron viajes en tren a Caldera y Mata Limón

Carnavalito, gallos y marimba

Verdadera fiesta a bordo con música, comidas típicas y alegría

“Pu puuu... chiqui, chiqui, chiqui”. ¿Le sonó familiar? Los más entraditos en años podrán vivir de nuevo esos gustados viajes en tren.

Ese ruidó sonó ayer a las 7:09 a.m., cuando se reanudaron, desde San José, los viajes a Puerto Caldera, en el Pacífico y Mata Limón, en el Caribe, en ese tren que transporta a la niñez y a los adultos, al tiempo que los maravilla.

El carnavalito al son de las marimbas, la comida típica, los cantos y las dinámicas a cargo de los anfitriones, así como el incomparable paisaje, dan un buen rato.

Así lo dijo Sergio Villalobos, un tico que vive en Oregon, Estados Unidos, ansioso de abordar el tren y echar a volar recuerdos.

“ Me gusta ese olor, la marimba, los bailes. Es algo que tengo que hacer cuando vengo a Costa Rica”, expresó.

Similar le sucedió a Ronald Solano, quien tenía treinta años de no hacer el recorrido.

“Me vienen a la mente todos los recuerdos de cuando mis abuelos me llevaban a Puntarenas. Uno se transporta a la niñez. Apenas supe que había viaje ni lo dudé”, manifestó Solano, quien viajó acompañado de su hija María Fernanda, y sus familiares, Mayra Mora y Mayra Agüero.

Pero quienes se llevaron las palmas fueron unos vecinos de Puriscal y Santo Domingo de Heredia, quienes decidieron hacer un paseo multitudinario: 25 familiares en total.

“Venimos madres, hijos, hermanos, tíos, sobrinos, primos, nietos y bisnietos. Lo hacemos para pasear con mi mamá: María Francisca Campos, que tiene 87 años y es discapacitada. Es una forma de hacerle ver que la queremos”, dijo Ana Madrigal.

Ellos también se apuntaron al bailongo, las “bombas” y a comer los ricos gallos que prepara Marielos Ledezma.

En el tren, ella vende los tradicionales huevos duros, tortas de papa, de huevo, de masa con carne y gallina “achiotada”, entre otros. No falta el café y los refrescos para acompañar los bocados.

“La comida ha estado buena. Vine con algunas cosas preparadas de la casa y hielera, pero no podía dejar de comprar comidas típicas”, afirmó Carlos Ulate, uno de los 400 pasajeros de ayer.

Además, los viajeros se mostraron agradecidos con la atención que brindaron los anfitriones. “ Saben cómo tratar a la gente”, expresó Adriana Víquez, de Desamparados.

Super felices Lourdes Díaz, Tibás Estos viajes se extrañan. Me recuerda los paseos con mis abuelos en la niñez. Es lindo”. Ronald Solano, San Pedro Es muy importante que rescaten esta tradición. Yo me transporto a la niñez”. Ana Yancy Salazar, Tibás Me enteré por los medios de comunicación y aparté el campo. Es algo hermoso venir”. Yorleny Peraza, Desamparados “Hubo once años yo viajé mucho en tren. Las actividades que realizan son excelentes”.