En Sarapiquí, Heredia

Pareja murió en forma instantánea

Tenían 25 años de casados y se dirigían a su casa luego de compartir en una fiesta

Sarapiquí, Heredia. - Por las “múltiples heridas” que presentaban “de la cabeza a los pies”, la muerte del matrimonio que el domingo en la tarde chocó con un tráiler cargado de piña, en Cristo Rey de Puerto Viejo, fue instantánea, informó Jorge Padilla Villarreal, de la Cruz Roja local.

Las víctimas fueron identificadas como Sonia Alvarado Padilla y su esposo Gerardo Rojas Cordero, de 40 y 46 años respectivamente, vecinos de Chilamate.

Ellos serán sepultados hoy en el cementerio de La Virgen, adelantaron sus familiares.

La pareja, con 25 años de vida matrimonial, viajaba en una motocicleta marca Honda, de 250 centímetros cúbicos, cuando se topó con un camión que iba de Pital de San Carlos a Limón.

El choque frontal y contundente tuvo lugar en Cristo Rey, situado seis kilómetros al noreste de Puerto Viejo.

A la pareja solo le faltaban seis kilómetros para llegar a Chilamate. Al parecer, regresaban de la casa de un amigo de Rojas, donde habían disfrutado de una fiesta.

Rojas se dedicaba al comercio de ganado y productos agrícolas. Padilla era ama de casa.

Al matrimonio le sobreviven dos hijos, Nelson y Karen, ambos mayores de edad.

Solo Karen es casada, pero no tiene hijos.

El chofer del furgón, Ademar Zúñiga Gómez, de 48 años, declaró que conducía a una velocidad moderada cuando, inesperadamente, observó que la motocicleta invadía su carril y se le venía de frente.

Ante esto, “intenté esquivar la moto lanzándome hacia el lado izquierdo de la vía, con tan mala suerte que el motociclista hizo lo mismo”, relató el chofer, quien es vecino de Pital.

El choque fue de frente. El cabezal arrastró la motocicleta entre siete y 10 metros. Los cuerpos sin vida del matrimonio quedaron cerca del camión, de acuerdo con la versión que dieron varios testigos.

El cuerpo de la señora Padilla y la moto quedaron a la par de la llanta derecha del camión.

El señor Rojas quedó a unos tres metros de la primera piña de llantas, al lado izquierdo de la carreta.

Los cascos de las víctimas, los zapatos, el bolso de la señora, un celular y otras pertenencias quedaron en la vía pública, muy cerca de la moto y el furgón.

Dichos efectos personales permanecían como indicios mudos de una nueva tragedia vial donde los hijos pierden a sus padres, esta vez, muertos contra la parrilla de un camión.

El accidente ocurrió en una recta donde no había problemas de visibilidad.