San José Costa Rica. Edición del 21/enero/2007. Ir a Al Día
 

Cristian Ramírez Vargas, diseñador filatélico

Un sello muy tico

Tiene tres años de crear estampillas y sobres que viajan tanto dentro como fuera del país

Neyssa M. Calvo Achoy

A sus casi 31 años, Cristian Ramírez es el encargado de diseñar los sellos postales que circulan dentro y fuera del territorio nacional, un trabajo que demanda mucha concentración y conocimiento, pues los temas son muy variados.

También tiene la tarea de hacer los matasellos y los sobres del primer día, que se venden, precisamente, el día que sale una nueva emisión y son muy buscados por los coleccionistas.

Empezó su camino en Correos de Costa Rica hace ya tres años y desde entonces ha confeccionado unos 30 sellos, entre otras cosas.

Por lo general, dice, se tiran unas 12 emisiones al año, y para el 2007 se estima una cifra similar.

La primera de este año saldrá el 8 de marzo y el tema será los 100 años del nacimiento del expresidente Francisco Orlich, quién fue declarado Benemérito de la Patria.

Su labor requiere de mucha concentración y creatividad y más aún, dice, cuando no se trata de personajes de la historia, pues en esos casos se recurre a las fotografías.

A veces, cuenta Cristian, las musas se niegan a visitarlo y por ello tiene que dejar reposar al menos un día el diseño de algún sello, en especial cuando son temas tan áridos como el ahorro de energía.

Los tópicos, por lo general, le son entregados con tiempo, pues cada sello le demanda una o dos semanas de trabajo.

Muchos son sugeridos por los mismos costarricenses, pero para que sean aceptados deben ser considerados de interés cultural y enviados con un año de anticipación.

Una vez que termina el diseño, su trabajo debe tener la bendición de la Comisión Técnica Filatélica, ya con esto se manda a la impresión.

Este es el fin de un proceso intenso, por lo que de una vez concentra sus fuerzas en el siguiente trabajo.

En la sangre

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Alajuelense

Su afinidad por las artes plásticas la trae desde que jugaba de niño en las tierras alajuelenses.

Recuerda que le gustaba mucho hacer dibujos con lápiz y pintar cuadros en acrílico.

En su familia, su hermano mayor también tiene habilidad para el diseño y empieza a ver cierto gusto por el dibujo en su hijo, Antonio, de apenas 5 añitos. Cristian ama su trabajo, pero se desconecta al ir a casa.

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Herbert Arley /Al Día