San José Costa Rica. Edición del 28/enero/2007. Ir a Al Día
 

Mariliana Morales, Voluntaria

El cielo marcó su camino

“Ellas son como una pieza quebrada en mil pedazos. Nosotros acá juntamos cada trozo y lo pegamos”

Neyssa M. Calvo Achoy

Mariliana Morales nació en Chile, pero asegura que su misión está acá, y precisamente en las zonas más difíciles del país, donde toma de la mano a las prostitutas y les ofrece una vida diferente.

Supo cuál era su camino cuando un día, tras pedirle a Dios que le mostrara la forma de servir a otros, miró hacia el cielo y tuvo una visión: vio de extremo a extremo escrita la palabra prostitución.

En ese momento, dice, no tuvo más dudas y empezó por buscar un sitio para poder recibir a las mujeres, incluso con sus hijos a cuestas.

Se fue a una charla que daba el Ministerio de Salud sobre el Sida en esta población y ahí repartió volantes.

Así fue como creo la fundación Rahab, el 12 de noviembre de 1997, cuando llegó la primera de ellas. Al mes ya tenía alrededor de 30 prostitutas con deseos de cambiar su vida.

Hoy suman 500 personas las atendidas en la fundación, y de ellas el 70 por ciento logró salir de la prostitución y ser dueñas de sus propias vidas.

En casi 10 años de trabajo continuo, cuenta Morales, miles son las historias y muchas las satisfacciones, pues su labor incluso ha sido reconocida fuera de las fronteras.

También le ha tocado denunciar ante la fiscalía varios casos de maltrato físico y explotación sexual, incluso a menores de edad.

“Muchas de ellas han llegado a nuestra puerta maltratadas, incluso desde que eran niñas. Aquí aprendieron a respetarse primero a sí mismas y a no negarse la posibilidad de crecer”.

En la fundación no solo el personal, la mayoría voluntario, las escucha sino también les enseña a leer y hasta a saber de un oficio con el que puedan sacar a su gente hacia adelante.

La recuperación no es algo que se logra de la noche a la mañana. Primero, recalca Morales, las mujeres deben caer en cuenta de que son víctimas y que pueden abandonar la vida pasada.

Y para salir de ahí la fundación les ofrece cursos donde pueden sacar su título de bachiller y capacitarse para montar un negocio.

¿Quién los ayuda? Esa pregunta la contesta en una palabra: Dios. Dice que Él pone en el camino las armas para sacar la tarea.

Instituciones como el INA y grupos de misioneros como “Amor en la calle” les ayudan a cuidar a los niños mientras sus madres reciben los talleres del programa de la fundación.

A futuro ella espera contar con su propia guardería, para que las mamás trabajen fuera de las calles y sus hijos estén seguros.

Sin perder el rumbo

Su norte lo tiene bien claro: atender familias que han estado vinculadas a la explotación sexual comercial infantil y la prostitución.

El nombre de la fundación se inspiró en una prostituta que creyó en Dios. Su historia aparece en la Biblia, en el libro de Josué.

El horario de atención es de lunes a viernes de 8 a.m., a 5 p.m. Los interesados son atendidos por un psicólogo o trabajador social. También se puede hacer una cita o pedir información general al teléfono 257-7785.

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Herbert Arley /Al Día