Desde mi espejo
Hay que pasar del pánico al contraataque Haydée de lev
actriz
Regreso a San José tras una corta ausencia, y una muy querida familiar y amiga me cuenta que a su hija la asaltaron en una de las rotondas de Hatillo.
Le rompieron el vidrio de su vehículo para arrebatarle la cartera que llevaba sobre el asiento delantero derecho. Afortunadamente, ella tuvo el impulso de coger su cartera y arrancó en cuanto se lo permitieron los carros que la antecedían.
En cuanto se vio fuera de peligro, avisó a su madre e intentó pedir que enviaran a un inspector de Tránsito y... no sigo adelante, pues la denuncia del hecho y su pedido urgente de ayuda recibieron las preguntas más absurdas por parte de la funcionaria que la atendió. Pero éste es otro tema sobre el que volveré.
Me pregunto si los niños y jóvenes que perpetran los ataques a las conductoras (no a los conductores) habrán sido paridos por una mujer.
¿Habrán sido paridos por una mujer esos jóvenes?
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Lo que sí me consta es que, a estas alturas, aquel dogma impuesto hace muchos milenios de que “las mujeres han nacido para servir a los hombres, ésa es la ley terrenal y divina... deben cuidarlos y someterse a ellos...”, etc., sigue siendo todavía demasiado vigente.
Mientras las mujeres no respondamos a cualquier tipo de agresión con otra mucho más contundente, seguiremos con el estigma de considerarnos a nosotras mismas el “sexo débil ”, incapaces de ocupar el lugar que nos corresponde en toda sociedad.
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