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Domingo 11 de febrero, 2007, San José, Costa Rica. |
Último caso fue la muerte de un policía en Italia la semana anterior Violencia y terror llenan las gradas Todavía no existe una legislación efectiva para combatir este mal mundial Nancy Castillo Navarroncastillo@aldia.co.cr Antes era común ver a los padres ir con sus hijos al estadio con toda la tranquilidad a ver un buen espectáculo deportivo, pero ahora la situación es muy distinta. El aficionado está expuesto a actos delictivos, como robos, incluso antes de entrar al estadio. Es una situación de todos los días ver en los medios de comunicación las imágenes de encuentros donde suceden múltiples actos de violencia. Los peores aficionados del “deporte rey” ahora queman objetos, apuñalan, tiran artículos a la cancha o se dan de golpes en tremendas batallas campales.
La violencia en los estadios de fútbol es un fenómeno mundial. Hay algunos países como Inglaterra, que tienen larga experiencia en el manejo de este tipo de situaciones y con grandes planes de seguridad han logrado superarlas en pocos meses. Se trata de un problema que se podría solucionar si se toman ciertas medidas en conjunto y si existiera colaboración entre el gobierno, clubes y policía. Sin embargo, la mayoría de las autoridades se culpan mutuamente y nadie acepta las responsabilidades. Quizá aún no se ha encontrado el fin de la violencia en el fútbol, porque no existen las leyes definitivas para combatir este mal mundial, que día a día se extiende alrededor del mundo. Otro de los factores importantes es que la seguridad en los estadios no siempre es la adecuada.
Hoy, la mayoría de las personas considera los partidos como “de alto riesgo” por la violencia que se produce mayoritariamente en encuentros de alta convocatoria. Los hechos demuestran que el principal problema de la violencia en los estadios está en los momentos previos y posteriores al evento deportivo, donde generalmente hay licor de por medio. El problema de las barras es muy significativo. Al no estar éstas acreditadas, no existen registros de los barristas por lo que si detienen a un integrante de una barra, ocasionando disturbios, todos los demás reaccionan contra la policía, porque en realidad todos son anónimos. En algunos países se ha optado por la prohibición de entregar entradas gratuitas o rebajadas a los miembros de las barras, la eliminación de facilidades de reunión en dependencias de los clubes, así como de transporte para los diferentes partidos. Esta situación ha convertido el espectáculo futbolístico en una actividad descartada como panorama familiar, puesto que los estadios son vistos como campos de guerra, en muchos de ellos a reinado la muerte, debido a las batallas o el hecho de solo ingresar a un estadio ya abarrotado. La responsabilidad de erradicar esta imagen debe recaer tanto en los clubes deportivos como en las autoridades de gobierno. De todos depende que el fútbol vuelva a ser un espectáculo.
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