Florentino “Tino” Picado, Peluquero
Un barbero conocido
“Las horas se me pasan volando cuando estoy cortando el pelo. Es algo que he disfrutado desde siempre” Neyssa M. Calvo Achoy
Con tan solo nueve años de edad, Florentino Picado Elizondo se apoderó de las tijeras de su mamá y empezó a cortar el pelo a sus 17 hermanos, allá en las tierras de Pérez Zeledón, donde creció.
“Don Tino”, como es conocido, recuerda aquellos días y aún siente la misma pasión al cortar el cabello como lo hacía cuando era un niño.
En Tibás todo el mundo conoce a este barbero, pues desde que dejó Pérez, hace ya 44 años, se instaló en ese cantón y a visto pasar generaciones por su barbería.
Dice que le cortó el cabello a chiquitillos que ahora traen a sus bisnietos para continuar con la tradición. La mayoría iba primero, cuenta, a su primer local, que aún conserva a un costado del parque de Tibás. Es muy fácil llegar ahí, pues tiene pintada la famosa “melcocha” de las barberías justo a la entrada.
“Don Tino” siempre ha sido un hombre luchador y según dice no le tiene miedo al trabajo e incluso ya pensionado no deja de ejercer su oficio.
A él le encanta saber que la gente lo busca porque le gustó el corte que le hizo a “sultanito” y más aún quieren que se lo repita.
“Yo hago lo que la gente quiera e incluso muchos vienen con revistas en mano para que les deje el cabello igual. Lo que me interesa es que la gente se vaya contenta con el trabajo”, señala.
Es un hombre visionario, perfeccionista, de muchos detalles y no le tiembla el pulso cuando alguien le pide un corte diferente.
Son tantos los que han pasado por su tijera que cuando sale a la calle siempre hay un brazo regalándole un caluroso saludo.
Entre risas, le digo “Si no lo conocen no son de Tibás”.
Solito
Sin miedo
Aprendió el oficio desde pequeño y para ayudarse se iba a ver a los peluqueros de Pérez Zeledón desde la puerta. Muchas veces lo corrieron.
Regalado
Su fama creció en Pérez Zeledón y empezó a cortarle el pelo a los vecinos sin cobrar y cuando quiso hacerlo empezó por un ¢1 por cabeza. Sin embargo, muchos se fueron sin pagar.
|
|